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  • La engañosa vanitas en "Este que ves..." de sor Juana Inés de la Cruz
  • Patricia Saldarriaga

El pensamiento contrarreformista europeo consolidó un sistema de conocimiento cerrado, teleológico, enfocado en la idea de que la causa final, en el sentido aristotélico, estaba ligada al cristianismo de una forma intrínseca. Esta concepción, impuesta en una época cuando el humanismo luchaba por imponerse en un ambiente escolástico, no se puede separar de los conceptos de modernidad y colonialidad propuestos por teóricos del sur global como Walter Mignolo, Aníbal Quijano y Torres-Maldonado, entre otros, ya que afecta directamente el modo en que miramos tanto a los sujetos del imperio como la gobernabilidad de las colonias y de la península. Quijano propone que entendamos la modernidad como un universo en el cual se funden las experiencias del colonialismo (periodo histórico) y de la colonialidad (estructuras de poder que permanecen hasta hoy en día) con las necesidades del capitalismo (94). Este ensayo analiza el poema "Este que ves, engaño colorido" de la monja mexicana sor Juana Inés de la Cruz desde una perspectiva descolonial. Primero, me gustaría demostrar que este texto está íntimamente ligado a la tradición de la pintura de la vanitas. Mostrar esta conexión nos permite visualizar las estructuras invisibles de poder que se esconden en la retórica de la vanitas y en la epistemología de un sujeto colonial femenino. Para elaborar el análisis utilizaré tres ejes temáticos: los cambios en la utilización de la retórica y de los elementos iconográficos de la vanitas en el soneto, asuntos de representación (sobre todo a partir del discurso sobre las imágenes) y el intento de la destrucción de la colonialidad del ser. El texto de la monja utiliza estrategias que apuntan a la destrucción de la colonialidad en el momento que ignora y niega la dimensión mesiánica del discurso barroco de la vanitas e iguala las artes, incluyendo la representación, al concepto de la nada.

El Tratado de la vanidad del mundo dividido en tres libros [. . .] de Diego Estella (1524-1578) de 1562, reza: "Si el mundo con el cuchillo de la verdad [End Page 287] fuese abierto, sería visto ser falso y vano. [. . .] Lo pasado ya no es, lo que está por venir es incierto, y lo presente es inestable y momentáneo [. . .]. Vanidad es desear sus honras; y mayor vanidad, amar sus riquezas y deleites" (5). Al mundo en este texto se le representa como un objeto cerrado, esférico, que, aparentemente sólido, contiene fútiles capas que apuntan a una vacuidad e inestabilidad pasada, presente y futura. El conflicto metafísico se expresa en la totalidad del ser y la totalidad del tiempo, en un vacío paradójico (sólido y vacío) que hace eco de la acepción latina vanitas = vanus/hueco.

Esta concepción va íntimamente ligada al crecimiento del capitalismo y la acumulación de bienes. Según Norbert Schneider, el uso de la temática de la vanitas se acrecentó, sobre todo después de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). La ideología favorecida promulgaba que las riquezas acumuladas, consideradas sub specie aeternitatis ("bajo el aspecto de eternidad"), en realidad significaban la nada (79). Este paradójico rechazo de la acumulación de bienes, típica del cristianismo, presentaba una variante opuesta en el protestantismo calvinista. No es de extrañar que el espíritu contrarreformista, por lo tanto, fomentara la retórica de la vanitas. El rechazo a la acumulación de bienes, sin embargo, es solo una de las muchas exigencias que se le impuso al sujeto colonial, pues éste debía desechar todo tipo de poder: material, político, epistemológico, religioso, etc. Lo importante era la confrontación con la idea de la muerte y la aceptación de su mortificación en el sentido foucaultiano. Cada sujeto tenía el deber de renunciar al mundo y así depender de la esperanza más allá de la muerte. vanitas vanitatum omnia vanitas está ligada...

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