In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • En homenaje a Hilda Rais
  • Laura Klein6

A Hilda Rais se la conoce por su poesía, por su activismo feminista, por su delicada presencia, y por su insidioso impulso de pensar y hacer pensar lo que le daba bronca, lo que la dejaba perpleja, lo que le rompía los esquemas, lo que no lograba entender nunca del todo.

Pulsiones en la vida de Hilda: escribir, pensar, beber, empujar a pensar, conversar, fumar, generar que otrxs piensen y escriban: participó de Diario Colectivo,– junto a María Inés Aldaburu, Inès Cano, Nené Reynoso e Hilda- y años después convocó a otras mujeres, algunas escritoras y otras no, y así salieron en 1990 “Salirse de madre” y en 1998 “Locas por la cocina”, trabajó activamente en Sudestada, la Asociación que organizó el primer encuentro nacional de escritoras, dirigió durante 9 años la sección literaria de la revista Brujas. Mientras tanto, escribía otras cosas, otra cosa: poesía. En 1984 publicó Indicios, en 1990 Belvedere, en 2009 Ensayo y Serenata.

Hilda es y no es una ensayista. Sus textos están en ese cruce donde el pensamiento intenta dar un salto en la acción o mirar cara a cara dónde tropezó la acción. Un salto poético: una detención en medio del salto.

Cuando empecé a pensar qué les iba a contar hoy sobre Hilda, sobre sus escritos, empecé pensando que estaban animados por un impulso común, que había entre su escritura poética y sus reflexiones teóricas feministas, una imbricación, un puente fácil de transitar, directo, una coherencia. Y una complicidad.

Entonces les decía que empecé pensando que había este ánimo común, y cuando leí –cuando me puse a leer- me encontré con que había más y otra cosa: una imbricación, sí, pero nada pacífica. Un puente, sí, pero hecho de obstáculos. Una ligazón de fuerzas en pugna forzada por la unidad de una vida, un cuerpo, un nombre. Y vi que ni siquiera había una afinidad temática, que más bien se trataba, se trata, de un contrapunto, un contrapunto que muchas veces se resiste a formar parte de la misma obra. Como ven, la idea del impulso común comenzó a atenuarse. Y ya no paró.

Algunos poemas y algunos textos teóricos se sacaban chispas entre sí. Aun se sacan chispas. Tomemos, por ejemplo, cómo empieza el texto “¿Cómo respondemos las feministas a la violencia de otras feministas? comienza así:

“Mi propuesta es comenzar formalmente a reflexionar juntas acerca de la violencia entre nosotras, dado que existe. No voy a ocuparme ahora de quienes la ejercen, sino de [End Page 172] las respuestas que damos como feministas porque tenemos primero dificultad en incluir dentro del campo de la violencia un hecho proveniente de otra feminista y luego dificultad en reconocer que ese hecho nos atañe a todas.”

Bueno, y sigue. En un poema creo que del mismo año , no , un poco anterior dice:

Cada mañana me arrepiento de lo que he dicho

Porque nadie lo entiende

Y es mentira

La lógica de Hilda es un asunto notable. Dice: saber que hay un lugar no es decirlo / ni tocarlo / ni tomarlo entre las manos y pedir que otro lo vea. / Y si es un lugar, nadie se acerca. / Y si no es un lugar, no hay camino. / Pero hace frío y hay miedo, / y la pregunta es un guijarro blanco que encierro en mi puño / porque amanece.

Rais nos acorrala contra el ring de la lógica, la hace funcionar, no la discute (!). Y entre las cuerdas, que no separan más el adentro y el afuera, entre las cuerdas, adentro de la cuerda, hay alguien ahí -no es el ring y el público y la pelea: hay alguien concreto que tiene miedo y pone el miedo en escena.

Deduce que aun vive porque a veces sufre y otras veces goza. El resto pertenece a una réplica perfecta que compone para que no se advierta su ausencia por ahora...

pdf

Share