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  • Lo Unheimlich en La carne de René de Virgilio Piñera
  • Ailén Cruz

En el 1952 Virgilio Piñera publicó La carne de René. Dada la revolución en su Cuba natal Piñera escribió la novela exiliado en Argentina, nuevo e inestable hogar por sus propios tumultos políticos. Estos desencajes en los ámbitos donde el autor vivió se ven alegorizados en su novela, mediante elementos literarios que sólo pueden ser descritos como siniestros o unheimlich. La carne de René se lee como pesadilla, dejando al lector impotente y perplejo ante los sucesos narrados. Los acontecimientos surreales de la trama contrastan con la característica sintaxis de Piñera: simple y clara, cuando no coloquial. Esta contradicción se magnifica cuando las increíbles situaciones descritas se desarrollan con naturalidad, como eventos en un sueño producido por el subconsciente. Este artículo analiza qué elementos del concepto de lo siniestro/unheimlich Piñera usa para desestabilizar al lector con el propósito de reflejar lo perturbador e inquietante en los sistemas disciplinarios en la realidad del autor mismo.

La narrativa de Virgilio Piñera adquiere su idiosincrasia gracias a la influencia de varias fuentes. José Bianco, en su prólogo a El que vino a salvarme, llama al estilo de Piñera barroco, no en el sentido estilístico de sus contemporáneos Alejo Carpentier y José Lezama Lima sino como proveniente "de la acción misma de sus cuentos, de un conflicto que en casi todos ellos se plantea y resuelve de modo parejo" (7). El barroco de Piñera se destaca en esta obra sobre todo mediante su uso de la repetición y los dobles, hecho que se discutirá más adelante en este ensayo. Similarmente, Dolores Kosch clasifica el estilo como neobarroco, y Teresa Cristófani Barreto habla de la frialdad y la frigidez del estilo de Piñera. Las corrientes literarias y estéticas más pertinentes a este estudio incluyen el teatro absurdo europeo y absurdista latinoamericano (Aguilú de Murphy 37). Casi intrínseco a lo absurdo es lo grotesco en la obra de Piñera que, según David Leyva González, utiliza "el recurso como protesta satírica contra el medio social, como equilibrio lúdico [End Page 115] de la alta cultura con la popular, y como neutralización o solución quimérica a sus propias miserias existenciales" (220). Estos últimos dos elementos parodian el tercer género presente en la obra, aquel del Bildungsroman o novela de aprendizaje, que Piñera reinventa y hace propio.

La carne de René es protagonizada por René, un joven tímido de veinte años a quien la carne le resulta repugnante. Lamentablemente para él, la carne, junto con la tortura y el dolor, son parte de su cotidianidad, haciendo de René un paria. Su padre Ramón, entusiasta de la carne y la tortura, es líder de la Causa por el chocolate que defiende el derecho al chocolate ante la prohibición establecida por el jefe de la nación. A pesar de que René es el sucesor natural a la Causa, su actitud frustra a su padre, quien intenta alistarlo para recibir y llevar a cabo necesaria persecución y tortura. Con fines de ablandarlo, René es forzado a asistir a una escuela donde la electrocución es un método pedagógico, y la carne chamuscada parte del acto escolar de fin de año. La Causa lo sigue por donde vaya, plantando dobles ensangrentados y torturados para incitar a que René pertenezca al estatus quo. Agobiado por la incesante persecución, René finalmente cede a las expectativas de su sociedad y pierde su pacífica rebeldía.

Si se reduce la trama a sus componentes, ningún elemento es imposible. Ningún suceso en las páginas de Piñera llama atención por ser fantástico, dado que todos los perturbadores eventos son posibles dentro de las normas del mundo real, recordándonos de inquisiciones, holocaustos o golpes de estado. Sin embargo, la incomodidad que produce el relato es constante, dada la inversión de la lógica, y el trato del...

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