El expediente Albertina by Ioana Gruia (review)

Laura, escritora de prestigio hasta la publicación de su libro subversivo de poemas, La muerte cotidiana, logra escapar a la persecución de la Securitate (policía secreta rumana bajo el comunismo), sale de Rumania y se establece en los Estados Unidos. Vive entre Orlando, donde tiene un puesto de profesora universitaria y Bucarest, destino necesario hasta la muerte de sus padres. La encontramos en las primeras páginas de la novela recién llegada a Bucarest en un viaje inesperado. Lo que motiva el regreso de Laura esta vez no es tanto el deseo de recorrer calles y sitios que en su momento le habían pertenecido. La ciudad aún guarda en las "fachadas sucias y desconchadas" y en las ventanas destinadas a ser "ojos ciclópicos y vigilantes" (7) rastros del engranaje que selló su inevitable exilio. El pretexto del viaje es una investigación literaria. Gabriela, estudiante de filología en la Universidad de Bucarest, está escribiendo una tesis sobre la obra censurada de Laura y quiere hablar con la autora de "eso", del expediente que ha encontrado en los archivos de la Securitate. El pretexto del viaje—el expediente Albertina—se convierte así en un pre-texto mediante el cual Gruia escribe una novela muy esperada sobre la relación siempre compleja entre literatura y política.

Laura es el personaje-eje en torno al cual los demás personajes se definen, en una red de relaciones movibles. Smaranda, Victoria, Dana, Albert, Andrei y muchos otros, se acercan, se vigilan, se conocen, se traicionan. Se mueven entre Bucarest, París, Granada, Nueva York y Orlando, entre fechas importantes: 1984, los últimos y tal vez los más devastadores años en la dictadura de Ceaușescu, y 2005, umbral del anhelado ingreso de Rumania a la Unión Europea. En el centro de esta red está Laura, quien no quiere ver su expediente. Desconciertan sus palabras, simples, directas, cuando se rehúsa a saber la identidad de los informadores: "no quiero ni siquiera pensar en ello. ¿Qué sentido tiene? Después de tantos años" (57). El sentimiento contradictorio lo comparte su amiga Smaranda, novelista exiliada en París. Las dos mujeres saben que la dictadura logró "inscribir en los cuerpos y en las mentes una lógica perversa, penosa y retorcida"; que los informadores podían ser familiares y amigos íntimos que delatarían "a la fuerza o por su propia voluntad"; y, que a pesar de ello, seguirían siendo familiares y amigos, "la persona con la que comparto mis días" (15).

Detrás de una trama construida meticulosamente y mediante voces narrativas que recrean en gran detalle el remordimiento, la envidia, los celos, el miedo que persiste como un eco, la novela restituye la única verdad posible. Es una verdad parcial y frágil que corresponde a la fragilidad de los principios éticos en cualquier sistema totalitario. Laura no quiere y no puede saber quién la traicionó. Está demasiado cerca de un pasado que necesita recomponer con gente a la que todavía estima y ama. Lo sabrá Gabriela porque ella sí, puede acercarse a la verdad con la distancia imprescindible. Y tiene que ser Gabriela porque es hija de Albert y Dana; y Albert es el hombre a quien Laura ha amado y Laura es la mujer a quien Albert ha amado; y Dana, cuyos padres campesinos fueron asesinados por los comunistas cuando se opusieron a la colectivización, debe repetir el error y lo hará convirtiéndose en poeta mediocre, informadora y creadora de discursos políticos falsos en una democracia erigida por los traidores de antes.

Ganadora del vigésimo octavo Premio Tiflos de Novela, El expediente Albertina se suma a la novelas de clasificación difícil. Novela policíaca, documentos de archivo y monólogo interior crean una historia fascinante tanto para el público general como para el lector interesado en la memoria colectiva del comunismo. Al igual que la primera novela de Gruia, El expediente Albertina invita...