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UNA POSIBLE NUEVA INTERPRETACIÓN DE LOS POEMAS DE QUEVEDO DE PRINCIPIOS DEL REINADO DE FELIPE IV RELATIVOS A FIESTAS DE TOROS Y DE CAÑAS Rafael Iglesias Benedictine University D urante buena parte del reinado de Felipe IV don Francisco de Quevedo escribió numerosísi-mos poemas que describían con todo lujo de detalles eventos públicos que habían contado con la presencia de este monarca y de su valido, el Conde Duque de Olivares. Quizás uno de los grupos menos estudiados y peor entendidos de ese tipo de obras de circunstancias lo constituyen los poemas que Quevedo compuso sobre algunas de las muchas fiestas de toros y de cañas que se organizaron durante los largos años que este autor pasó en la Corte y, muy en especial, durante la segunda década del siglo XVII. En las próximas páginas se intentará paliar, aunque sólo sea en parte, algunas de las ya mencionadas deficiencias, analizando de la forma más detallada posible los comentarios que realizó don Francisco con respecto al Rey y a sus colaboradores más cercanos en este tipo en concreto de poemas festivos. Esencialmente, en el presente estudio se demostrará que, al contrastarse los poemas sobre fiestas de toros y de cañas escritos justo al principio del reinado de Felipe IV con los producidos a partir de aproximadamente 1629, es posible observar unos cambios sutiles, pero significativos, en la forma en la que Quevedo hace referencia a las figuras del Rey, de Olivares y de otros personajes importantes. Más en concreto, en el grupo de poemas escritos a partir de finales de los años veinte se puede detectar a veces un tono escéptico y una cierta frial-dad hacia las principales figuras de la cúpula dirigente del país que realmente no hay, al menos hasta el mismo grado, en poemas similares escritos con anterioridad. Junto a esto, podrá com-probarse también que se da algún caso en que, al leerse entre líneas ciertos de esos poemas de finales de los años veinte del siglo XVII, se puede notar un cierto descontento de Quevedo con la situación de la nación y, lo que es seguramente más significativo, una clara falta de confianza en que los serios problemas políticos, militares y económicos se arreglaran si el gobierno de España seguía haciendo las cosas como hasta entonces. Todo esto, como veremos, será utilizado CALÍOPE Vol. 10, Number 2 (2004): pages 73-93 74 Rafael Iglesias D D D D D aquí como evidencia adicional en favor de la hipótesis barajada en los últimos años por cierto sector de la crítica que sostiene que fue precisamente en torno a 1629 o 1630 cuando, sin necesariamente cortar de momento sus lazos profesionales con el gobierno, Quevedo empezó a mostrar, de manera seguramente en gran parte inconsciente, los primeros síntomas de desengaño y de pérdida de confianza con respecto a unos dirigentes que hasta entonces con toda probabilidad había apoyado de forma sincera y entusiasta (Jauralde, Francisco de Quevedo 599-608; Urí 26-43; Iglesias “El imposible equilibrio”). Para entender adecuadamente la raíz del giro en las lealtades políticas que Quevedo parece empezar a sufrir a partir de aproximadamente 1629, antes, sin embargo, hay que examinar brevemente lo ocurrido durante los años inmediatamente posteriores a la coronación de Felipe IV, que, como es bien sabido, tuvo lugar en la primavera de 1621. En ese sentido, parece que, al igual que muchos otros escritores e intelectuales del momento, Quevedo se alegró profundamente al percibir la sincera voluntad reformadora con que empezó el nuevo reinado. Aeso hay que añadir el hecho de que en sus primeros años al frente de la nación el joven Felipe IV no sólo parecía tener mucho potencial, sino que se estaba rodeando de colaboradores que claramente daban la impresión de ser mucho más honrados y capaces que los de Felipe III. Principalmente por esos motivos, y a pesar de ser perfectamente consciente de que...

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