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Reviewed by:
  • Fiesta de diez pesos: Music and Gay Identity in Special Period Cuba by Moshe Morad
  • María Antonia Cabrera
Moshe Morad. Fiesta de diez pesos: Music and Gay Identity in Special Period Cuba. Surrey, UK: Ashgate, 2014. 312 pp.

Fiesta de diez pesos explora las conexiones entre la identidad homosexual masculina y la música en la Cuba del Período Especial (1995–2007). Su autor, Moshe Morad, la describe como una obra dedicada a entender los diferentes modos en que la música se constituye en agente aglutinador de la identidad gay, aunque también puede verse como un estudio de las maneras en que dicha identidad se construye y proyecta a través de la música, y una identificación de las principales variantes musicales que la enmarcan en una sociedad homofóbica.

Se trata, según el autor, de un análisis no de la producción musical sino de su consumo, en el que se subraya la participación activa del consumo cultural en la producción y consolidación de identidades. Se describe con certeza la música como elemento que aglutina la identidad grupal y limita los espacios en los que ésta se construye y recrea, aún cuando cabría precisar aquellos elementos o dinámicas que particularizan dicho proceso en el caso de la identidad homosexual a diferencia de otras que también se aglutinan o construyen en torno a la música y su consumo (ej., jineteras, santeros heterosexuales, balletómanos, discotequeros, roqueros, cabareteros), así como falta también explorar otros [End Page 406] ambientes gay menos visibles, económicamente marginales, y no vinculados a la céntrica escena habanera.

Morad divide su argumento, y los diez capítulos que lo hilvanan, en tres partes. La primera define la escena gay o ambiente del Período Especial y ofrece algunas pistas teóricas que vinculan la realidad cubana con conceptos sociológicos contemporáneos. Morad ubica en el Período Especial la emergencia de una identidad gay, principalmente concentrada en La Habana, y vinculada con la apertura de Cuba hacia el turismo y el consiguiente incremento de la participación cubana en el comercio cultural global. Dicha identidad se deduce, sin embargo, a partir de la transformación del término con el que la homosexualidad masculina se autodefine (gay más que maricón) sin que el autor se detenga en la relación entre identidad y las categorías lingüísticas que la fijan. Cabría complejizar aquí, además, el vínculo entre homosexualidad y prostitución y los mecanismos mediante los cuales dicha relación se negocia, así como las dinámicas de la cultura material y del consumo que participan de dicho proceso.

En la segunda parte Morad analiza el ambiente de la fiesta gay, que asocia con una estética camp producida a partir de la apropiación de géneros bailables heterosexuales (principalmente timba y reggaetón) con una sobreactuación del rol femenino. Según Morad, la fiesta constituye un espacio de iniciación en la cultura gay y de reificación de una identidad homosexual clandestina, colectiva, y solidaria que se convierte en una alternativa y vía de escape frente a los rigores de la cotidianidad, en un vehículo de comunicación entre pares, y en un medio para el comercio sexual con turistas.

La tercera parte reúne cuatro manifestaciones diferentes en las que música y la actuación se entrelazan. Ellas son los shows de travestis, las funciones de ballet, los toques de santería, y el disfrute de la música bolero en el espacio doméstico. Según Morad, en los tres primeros casos se crea y mantiene activamente un espacio gay que adquiere forma simbólica en el caso de la música bolero, siendo el elemento común a todos la posibilidad que ofrecen para la recreación de la identidad homosexual. Es oscuro, sin embargo, el criterio que los agrupa y a la vez distingue de la fiesta, pues si bien en esta última los participantes se involucran de una manera mucho más activa que en las funciones...

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