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REVIEWS jy 9 7 Rivers, Elias L. Quevedo y su Poetica dedicada a Olivares. Estudio y edicion. Pamplona: EUNSA, 1998.82 pp. ISBN 84-313-1624-1. Con su finura y agudeza habituales Elias Rivers ha publicado dos textos de Quevedo que siempre han vegetado entre otros papeles sin que se les hubiera dado la importancia que verdaderamente tienen. Se trata de las dos epistolas dedicatorias que introducen las respectivas ediciones, impresas por Quevedo en el ano 1631, de la poesia de Fray Luis de Leon y de la de Francisco de la Torre. El tomito esta formado por tres partes: la primera es un estudio de catorce paginas sobre el sentido de dichos textos, que a su vez se subdivide en cuatro apartados — 1. Contexto cultural y politico, 1.1. Quevedo, burlesco y en serio, contra el gongorismo, 1.2. Quevedo en la corte de Olivares (15-20)—; 2. Estudios anteriores: Martinengo, Schwartz, Smith (2021); 3. La dedicatoria al Conde-Duque: erudici6n y teoria literaria (22-26), y 4. Dedicatoria y prologo de la edicion de Francisco de la Torre. En una nota textual de siete tineas explica los criterios de su edition. La segunda parte es la edicion de dichas epistolas introductorias de ambos libros, con anotaciones del profesor Rivers (31-63). La tercera es un par de apendices en que transcribe y estudia brevemente dos textos salidos de la pluma del Conde Duque para mostrar al lector moderno las caracteristicas del estilo del gran privado (65-80). Rivers, certeramente, situa el momento de escritura de estos textos en el de su maxima colaboraci6n con el conde duque de Olivares, 1629, en que, citando a Elliot, dice que este "necesitaba mas que nunca los servicios de Quevedo". Advierte que don Francisco no solo pone a Fray Luis como modelo de poesia clasica, sino que extiende la condition ejemplar a la prosa del mismo conde Duque en unas instrucciones a su yerno, que Rivers publica en la tercera parte de su ensayo. Esos modelos son las antipodas del culteranismo. Es el momento en que, ya muerto G6ngora, comienzan a publicarse sus obras con comentarios extensisimos, mayores que los que se habian hecho a Garcilaso. Rivers cree que la critica de Quevedo a Gongora no se debe solo a su obscure estilo sino a la falta de un contenido moral. Acaso lo que se lamentaban por aquellos anos algunos de los detractores de Gongora era la falta de contenido. En efecto, en las anotaciones que Quevedo habia puesto al ejemplar de la Retdrica de Aristoteles traduce el pasaje del estagirita sobre la ambiguedad asi: "Ase de huir la Ambiguedad, si no se haze a proposito porque afectada es mala, porque si algunos que no teniendo que dezir y para disimular la pobreza del caudal train cosas de inzierto entendimiento para que parezca que dizen algo. Vizio familiar a los Poetas i que Empedocles vso unicamente porque con grandes rodeos diuierte la intention i engafia los oientes." Traduction de Quevedo, a 98 <5 REVIEWS la que anade el siguiente comentario: "En esto le imitaron en Espana profesandolo d. Luis de Gongora i Hortensio". El ataque a Gongora no era tanto por el estilo obscure, sino porque ese estilo obscure procedia, segun sus detractores, de una tematica poco clara y confusa. O peor aiin, inexistente. En cuanto a los "estudios anteriores" sobre la dedicatoria de la edicion de Fray Luis, hace un apretado resumen en el que se advierte que mientras Martinengo analiza, Schwarz califica —" culturalmente conservador", "contradictorio"— con terminos muy frecuentes en algunos de los j6venes quevedistas de hoy. Dice Rivers que "para Schwarz es evidente que Q. participaba de los mismos lugares comunes de la poetica clasica que utilizaba mas agresivamente Jauregui contra G6ngora." A esto creo necesario puntualizar que las criticas de Quevedo al culteranismo no estan hechas desde la retorica-poetica de manuales, que usaba Jauregui, sino desde tratados que el conocia y manejaba directamente, como los de Aristoteles, que cita permanentemente en su introduction a la edition de fray Luis, el PeriHermeneias de Demetrio, que llamaba Falereo, o el de Antonio Lulio que cita en ese mismo texto. Despues de analizar los puntos fundamentales del ensayo de Quevedo, Rivers resume asi los preceptos fundamentales de don Francisco: Segun el las metaforas deben serperspicuas, transparentes; si no seran obscuras y se convertiran en enigmas. La mezcla de lenguas 'peregrinas' incluyendo el latinismo en espafiol, produce como resultado elbarbarismo. El hiperbaton, que era necesario en las lenguas clasicas, no lo es en espafiol. . . . Tambien hay que controlar los indecorosos vulgarismos. Rivers contrasta el pr61ogo de la poesia de de la Torre, que se presenta confuso en varios puntos, frente a la claridad del de Fray Luis. Confusiones que pueden haber sido planeadas por Quevedo para "despistar al Santo Ofitio y proteger a Sarmiento". Pero ademas intenta explicar otro punto oscuro relativo a Francisco de la Torre: las relaciones de su poesia con la de Fernando de Herrera: "Se ve que el tema del breve prologo de Q., mas que alabanza de la poesia de F. de la Torre, es critica de la de Fernando de Herrera, poeta que, para don Francisco, pecaba a veces de demasiado culto y esto se combina con las insinuaciones de plagio que se encuentran en la dedicatoria y el pr61ogo"(28). Excelentes son las anotaciones de ambos textos, que seran de gran utilidad para todos los interesados tanto en Quevedo como en las teorias literarias de aquellos momentos. Rivers advierte (n. 15) que Q. usaba la traducci6n latina de Pazzi de la Poetica de Aristoteles, "en la gran edicion comentada de Maggi (1550), cuyos comentarios obviamente utilizaba". Si se tratara de la Retorica, ya sabemos que usaba y anoto" la traduction REVIEWS » 99 traduction latina de Pazzi de la Poetica de Aristoteles, en la gran edicion de Hermolao Barbao (ver Luisa Lopez Grigera, Anotoaciones de Quevedo a la Retdrica de Aristoteles, Salamanca, 1998). Por otra parte Demetrio, autor citado con alta frecuencia por don Francisco era sin duda peripatetico posterior a Teofrasto. Su tratado se imprimio a principios del siglo XVI, pero sin embargo su gran difusion e influencia es de fines de dicha centuria. Lipsio inserta en su tratado sobre la epistola una buena parte del texto del PeriHermeneias. El excelente trabajo de Rivers esta destinado a una gran difusion por el conotido interes de Quevedo por las teorias poeticas. Luisa Lopez Grigera University of Michigan Rambuss, Richard. Closet Devotions. Durham NO. Duke University Press, 1998.193 pp. ISBN 0-8223-2197-1. Thinking back on my own first experiences as a graduate student with the poetry of the Spanish mystics, I recall my surprise at its sometimes erotic tone and imagery. While Richard Rambuss devotes almost no specific attention to Spanish texts in his 1998 Closet Devotions, his explorations of what he, following Bataille, labels "sacred eroticism" will surely intrigue — if not, in some cases, also disturb — students of the Spanish mystics' work, as well as anyone interested in this aspect of religious art in various forms. Rambuss's stated object is to examine "devotion, specifically, as a form of desire" (1). Seeking to move beyond the often-heard claims that eroticism in Christian art is nothing more than a commonplace or a convention or a metaphor in no further need of attention, the author makes use of cultural "texts" ranging from the British metaphysical poets' devotional poetry and Renaissance painting and sculpture to contemporary theater (Angels in America), photography (Andres Serrano's Piss Christ), and pornography. Rambuss marshals this initially incongruous spectrum of artifacts in order to come to terms with devotional desire's corporeal aspects, both heteroerotic and homoerotic. More importantly, he pursues this inquiry from an avowedly political perspective, one in direct opposition to what he views as Christian traditionalists' and conservatives ' attempts to utilize Christianity to regulate and repress bodily desires. The first chapter, entitled "Christ's Ganymede," focuses primarily on the work of the British poets, including John Donne, George Herbert, Richard Crashaw, and Thomas Traherne, often known as the "metaphysicals." The historical reception of these writers' work has fre- ...

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