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DIÁLOGOS TRANSATLÁNTICOS EN UN SONETO PETRARQUISTADE FRANCISCO DE TERRAZAS VerónicaGrossi University of North Carolina, Greensboro A un cuando la poesía lírica de Francisco de Terrazas (¿1525?1600 ) ha recibido considerable atención, se la ha estudiado en su mayor parte en un vacío, sin tener en cuenta el entorno cultural que constituye su contexto de producción, es decir, el lugar de invención, circulación y recreación de la obra. Propongo un acercamiento a la poesía lírica de Terrazas que abra espacios para lecturas más históricas, contextualizadas, partiendo del reconocimiento de la interrelación de la poesía con las demás artes, en particular con el escenario teatral de la urbe en el que se desenvuelve una diversidad de manifestaciones e instituciones, como por ejemplo las academias y tertulias, las relaciones de mecenazgo, el comercio de libros, los certámenes, las fiestas, los poemas sueltos o en antologías manuscritas, los espacios arquitectónicos como los arcos de triunfo y túmulos, en los cuales participan poetas y artistas reconocidos1 . La poesía colonial forma parte del espectáculo público cotidiano y de las festividades ocasionales que buscan consolidar en América, a través de imágenes, símbolos y alegorías, la abstracción del poder imperial y las identidades de una nueva cultura y forma de ser. En Nueva España, las celebraciones públicas compiten en pomposidad y esplendor con aquellas de la metrópoli2 . La creación poética se produce como resultado de lecturas comunes, de la imitación de ciertos modelos, de la participación en justas poéticas, del intercambio de ideas y obras entre letrados, conocidos y amigos, agrupados en torno a animadas tertulias. Estas comunidades constituyen, con el tiempo, en el seguimiento de ciertas coordenadas temáticas y estilísticas, escuelas poéticas. Por lo tanto, no podemos separar la producción poética colonial de temática amatoria, por ejemplo, de todo este entramado social. Más bien, la CALÍOPE Vol.16, No. 1, 2010: pages 95-118 96 Verónica Grossi lírica puede arrojar luz sobre una red de relaciones sociales y de códigos ideológicos. Todo esto sin dejar de tomar en cuenta que la dimensión estética del artefacto poético es una clave central del acercamiento historicista a estas obras, clave descuidada en estudios centrados en los signos puramente ideológicos, políticos y sociológicos de la escritura poética. El intenso comercio de libros y manuscritos en la época así como los viajes y largas estadías de escritores peninsulares abren los puentes de comunicación entre los dos continentes, el americano y el europeo, creando un enriquecimiento continuo de las nuevas tendencias literarias. En Nueva España se establece la imprenta en 1539 (con unos 200 impresos en el siglo XVI) y abre sus puertas la Real y Pontificia Universidad de México en 1553 con maestros como fray Alonso de la Veracruz, gran filósofo y teólogo, el doctor Frías de Albornoz, ilustre jurista, el doctor Bartolomé de Melgarejo, primer catedrático de cánones, traductor de Persio, y el doctor Francisco Cervantes de Salazar, sobresaliente humanista que “fue su primer catedrático de retórica y dos veces su rector” y “se doctoró en artes y teología” en su misma sede (Méndez Plancarte xix, xxv). La difusión de la corriente petrarquista en América confirma que circularon libros y manuscritos poéticos compilados tanto en América como en Europa a pesar de las prohibiciones del Tribunal de la Santa Inquisición, instituido en Nueva España en 1571. Varios estudiosos, entre ellos Antonio Peconi, han demostrado que en la Nueva España, ya durante el siglo XVI, se leía una gran variedad de literatura renacentista, incluyendo la poesía de Petrarca, en italiano y en traducción (“Presencia” 101 y ss.). Estudiar los cinco sonetos de Terrazas en su ámbito literario y cultural, como parte de la antología manuscrita novohispana Flores de baria poesía (1577), de temática y estilo italianizantes, ampliamente difundida...

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