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  • Entre caudillos y multitudes. Modernidad estética y esfera pública en Bolivia, siglos XIX y XX by Roberto Pareja
  • Javier Sanjinés
Pareja, Roberto. Entre caudillos y multitudes. Modernidad estética y esfera pública en Bolivia, siglos XIX y XX. Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2014. 186 pp.

En este libro, Roberto Pareja propone una genealogía de discursos, instituciones y prácticas que construyeron la imagen de las élites liberales en Bolivia, en contraposición a la figura de los caudillos bárbaros, irracionales y violentos, que dominaron la vida política de esta nación durante el siglo XIX, y que siguieron influyendo en la economía del poder durante el siglo XX. El estudio de Pareja es original por doble motivo: primero, porque contiene una mirada novedosa del intelectual liberal como "hombre representativo" del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX. Al reunir novela y poesía relativamente poco estudiadas, con conocidos ensayos sociológicos, y con documentos socioeconómicos que revelan interesantes facetas del pensamiento liberal, el libro es también original porque conflictúa la tradicional concepción anglosajona de la esfera pública como un espacio neutro, de debate racional-comunicativo, que suspende no solo las diferencias socioeconómicas, sino también las raciales, las de género y sexo.

Influenciado por el pensamiento de Foucault, Pareja forja al hombre representativo del liberalismo boliviano a través de las "tecnologías del yo", es decir, mediante estilos de existencia que lo aíslan de la sociedad, permitiéndole autogobernándose como "buen padre de familia". El libro, que se centra en las micropolíticas gestoras de estos hombres representativos, no olvida, sin embargo, relacionarlas con las macropolíticas del Estado. De este modo, gracias al control de las pasiones y a la sobriedad de sus costumbres, los importantes liberales que el libro estudia lograron, [End Page 492] en la opinión de Pareja, construir una esfera pública capaz de relacionar las subjetividades con las virtudes del republicanismo. De este modo, Pareja explica que los liberales debieron, cual modernos anacoretas, retornar al estado de naturaleza avizorado por Rousseau, para aislarse, en islas y desiertos, del mundanal ruido. Desde esta voluntaria soledad, los intelectuales liberales forjaron una férrea y bien elaborada subjetividad, hecho que luego les permitió, a su retorno a la vida ciudadana, anunciar la verdad de la modernización socioeconómica y político-cultural.

El proceso de subjetivación aquí descrito se ve particularmente bien en el capítulo uno. En él, Pareja comienza examinando la figura del prócer Antonio José de Sucre desde el Informe sobre Bolivia que el viajero naturalista Joseph Barclay Pentland envió al gobierno británico en 1826. De acuerdo con este Informe, Sucre aparece retratado como el liberal más importante de la fundación republicana. Fue su "idoneidad", forjada en el proceso de construcción subjetiva, que permitió a Sucre ser el hombre representativo por excelencia, contrapuesto en este análisis a los caudillos militares que le sobrevendrían más tarde. Es claro que las figuras liberales que Pareja estudia, fueron, como Sucre, personalidades ajenas al caudillismo del siglo XIX, y al "caudillaje" que le sucedió durante la primera mitad del siglo XX. Explica Pareja que la demagogia caudillista no superó el "ethos barroco colonial", ajeno al discurso racionalizador del liberalismo ilustrado. Al mostrar la autoformación de los liberales más representativos, Pareja la contrasta con la conducta de caudillos como Mariano Melgarejo, propulsores de regímenes despóticos. Así, el caudillismo no pudo construir instancias mediadoras entre las macropolíticas sociales y las micropolíticas de los procesos de subjetivación, en los cuales, como se puede observar, el libro pone particular atención. En el capítulo uno, al caso de Sucre le sigue el estudio de José Avelino Aramayo, uno de los tres "barones del estaño", que, en dos biografías de su vida, ambas interesadas en explorar su intimidad, su subjetividad—se trata de la escrita en 1891 por Ernesto Rück; y la escrita en 1941 por Carlos Medinaceli, crítico literario y gran cultor del género—ubican a Aramayo...

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