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  • Un pasado que persigue:Recuerdo y archivo en Dios tenía miedo de Vanessa Núñez Handal
  • Magdalena Perkowska

History … is a nightmare from which I am trying to awake.

—James Joyce, Ulysses

What Did You Do in the War, Daddy?

—Sabine Reichel

Le mort hante le vif. Il re-mord (morsure secrète et répétée).

—Michel de Certeau. Histoire et psychanalyse

…what we find in the archive is ourselves.

—Harriet Bradley, "The Seductions of the Archive"

En el penúltimo segmento de la novela Dios tenía miedo de la salvadoreña Vanessa Núñez Handal (2011), la protagonista encara a sus padres sacando a la luz un secreto a la vez vergonzoso y traumático del pasado familiar: la colaboración de su tío en la creación, organización y actividades criminales de los escuadrones de la muerte y, como consecuencia, la desaparición del primo Edgardo (135–136). No es la primera vez que Natalia provoca una confrontación sobre el pasado, reprochando la complicidad pasiva de sus padres con la política violenta del gobierno y de los militares durante la guerra civil en El Salvador (1980–1992), así como el silencio defensivo en el que se refugian después de la guerra y que encubre tanto la historia violenta del pasado nacional como la historia familiar. En esta ocasión, no obstante, expresa una opinión que se funda en un largo proceso de excavación [End Page 118] afectiva y fáctica, y que trasluce una subjetividad y una voz propias, asumidas éticamente. Los padres ofrecen respuestas evasivas o explicaciones fantasiosas, mientras reaccionan con irritación y miedo a que "se cuestione su cobardía" (72) y se desentierren los fantasmas que ellos han decidido encerrar en una cripta psíquica.1 En cambio, la protagonista, confiesa que sólo siente vergüenza (136).

Tanto la escena como las emociones que se manifiestan y simbolizan en ella hacen pensar en el enfrentamiento con la herencia fantasmal de otras historias violentas, sobre todo el nazismo y el Holocausto, que Gabriele Schwab describe y analiza en su libro Haunting Legacies: Violent Histories and Transgenerational Trauma (2010). Schwab nació en Alemania poco tiempo después de terminada la guerra y desde su infancia estuvo expuesta, por un lado, a los recuerdos de su horror y, por otro, a un silencio emocional con el que la generación de la guerra (sus padres y abuelos) amurallaba los fantasmas del pasado: las heridas y pérdidas, así como la culpa y la vergüenza de pertenecer a la nación de victimarios. Al igual que Natalia en la novela de Núñez Handal, Schwab y sus coetáneos de la generación de la posguerra se enfrentaban con un conocimiento tóxico no procesado (28), con los fantasmas que re-mordían secreta y repetidamente (de Certeau 85) y con el miedo de los padres a que sus hijos removieran los secretos del pasado y expusieran su complicidad activa o pasiva con los victimarios. Del mismo modo que la protagonista de Dios tenía miedo, los jóvenes alemanes de la generación de Schwab crecían con la necesidad de confrontar la herencia fantasmal legada por los padres, romper el silencio traumático y asumir una voz propia, que se podría expresar hablando de su experiencia de transferencia transgeneracional o escribiéndola en poemas, ficciones o memorias (81–82).

Al establecer la correspondencia entre el Holocausto y la guerra civil salvadoreña sigo a Andreas Huyssen para quien el Holocausto se ha convertido en un tropo universal, una metáfora que permite acoplar los discursos y teorizaciones sobre la memoria traumática producida por aquel evento extremo con situaciones locales que son históricamente distantes y políticamente diferentes (13–14) pero que, como el Holocausto, exponen la relación insidiosa entre la modernidad ilustrada, la opresión racial y la violencia sistémica (13). Schwab misma arguye en contra del discurso de la excepcionalidad del caso alemán en el contexto de la civilización occidental y, siguiendo a Agamben, argumenta que el nazismo emergió desde la lógica de la...

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