In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • La cámara lúcida:Diálogos entre Salvador Elizondo y Roland Barthes1
  • Begoña Alberdi

Introducción

Roland Barthes muere en París en 1980. Ese mismo año se publica de manera póstuma un ensayo, quizás una de las reflexiones más influyentes sobre la experiencia fotográfica, titulado La cámara lúcida (La chambre claire). Tres años después, en 1983, el escritor mexicano, pero declaradamente cosmopolita,2 Salvador Elizondo (1932–2006), publica un "cuaderno de escritura", hoy prácticamente desconocido, que lleva por nombre Camera lucida.

Titular de este modo a una bitácora de revisión literaria nos reenvía, quiérase o no, al libro cuasi homónimo de Barthes y nos lleva a preguntarnos, incluso, si pudo haber allí un gesto implícito de homenaje. Más allá de la posible influencia o contacto directo que pudo haber ejercido un autor sobre otro –perspectiva que reproduce, además, los circuitos que van desde el centro hacia la periferia–, en el presente trabajo me gustaría centrarme en el hecho mismo de la migración: una figura, la cámara lúcida, reaparece de manera simultánea en los discursos intelectuales de la segunda mitad del siglo XX, tanto en Europa como en América Latina. ¿Por qué retomar una anacrónica máquina para dibujar como modelo narrativo y epistemológico? ¿Qué diálogos y correspondencias se producen entre un autor y otro a partir de esta coincidencia estética?

Junto a Graciela Speranza, postulo "…abrir la lectura al "entre dos" que impone la cultura contemporánea y liberar a los objetos de análisis de la miopía forzada, producto de la especificidad estéril o la estrechez de miras en el panorama más amplio de las artes y el contexto transnacional" (29). Así como Speranza piensa un "efecto Duchamp", de doble dirección, en la literatura y el arte argentinos, del mismo modo propongo pensar un "efecto Barthes", que reverbera no solo en la práctica fotográfica sino en el modo en que se piensa, en América Latina, la relación entre escritura y fotografía o, más ampliamente, la relación entre escritura e imagen.

Porque la literatura, al registrar, reflejar, imaginar y construir el fenómeno de lo audiovisual en sus técnicas y estrategias enunciativas, se transforma y a la vez constituye una importante zona de reflexión en relación a las complejidades, paradojas y desafíos del [End Page 2] mundo moderno. En ese marco, el encuentro imaginario entre Barthes y Elizondo nos permitirá ahondar en un momento particular de nuestra historia cultural: aquel en el que la fotografía o, más bien, la "mitología fotográfica" impregna las prácticas de escritura que pretenden desprenderse de su función discursiva, textual o narrativa, asimilándose con este medio para alcanzar, entre otras, la anhelada simultaneidad.

Abrir la lectura al "entre dos"

Durante 1962, Salvador Elizondo dirige el semanario S.NOB, junto a Emilio García Riera y Juan García Ponce. Esta revista, que contó en total con 7 números, tuvo como propósito enfrentarse al tedio cultural de los años sesenta en México, intelectualmente dominado por el discurso ultranacionalista y el panfletarismo político. En ese marco se publican, además de variados textos creativos, traducciones de autores como Burroughs, Artaud, Joyce, Apollinaire y Barthes. De este último se tradujeron algunas de sus mitologías—"Los romanos en el cine", "Novelas y niños" y "Nautilus y barco ebrio"—, en el número 5 de la revista, labor que estuvo a cargo del escritor y crítico Juan Vicente Melo.3

Más allá de este hecho concreto que vincula directamente a Roland Barthes con Salvador Elizondo, todo el resto es especulación, como la conjunción entre experiencia sensible, juicio crítico y técnica, que caracteriza la prosa de ambos autores, o sus persistentes reflexiones sobre la fotografía: "…toda mi obra (casi) es la obsesión de conseguir apresar algún momento invisible mediante la fotografía" (Autobiografía 39), dirá Elizondo en la declaración a...

pdf

Share