- Central American Avant-Garde Narrative. Literary Innovation and Cultural Change (1926-1936) by Adrian Taylor Kane
El libro estudia los aportes cruciales que un grupo de autores centroamericanos hicieron a la ficción narrativa de América Latina entre la década de los años [End Page 208] veinte y treinta. En el capítulo uno, que funciona como introducción, el autor explica que su análisis se limita a tres autores guatemaltecos, dos panameños y un costarricense, ceñido por unos límites temporales muy estrechos que fija entre 1926 y 1936. Kane hace el análisis de varias novelas, dos cuentos y un relato, producidos en Centro América durante esa década de auge vanguardista, explicando que su selección se basa en las innovaciones artísticas y culturales de sus autores, las cuales constituyen valiosos aportes a la narrativa del vanguardismo latinoamericano ignorados por la crítica.
En el capítulo dos “Elements of Play in Luis Cardoza y Aragón’s Maelstrom: Films telescopiados (1926), el autor analiza, desde la perspectiva teórica de Warren Motte, Jean Piaget y Phillip Lewis, el uso de los elementos propios del drama en la obra narrativa, sobre todo para socavar los discursos oficiales. Aquí son constantes las referencias a la obra crítica de Gustavo Pérez Firmat, Vicky Unruh y Hugo Achugar, quienes han estudiado la importancia del teatro en la ficción vanguardista hispanoamericana. De acuerdo con Kane, Cardoza y Aragón logra en su novela interpelar los mitos del progreso y el positivismo mediante los recursos del surrealismo, rechazando la mímesis de la naturaleza. No obstante, de su análisis, que se sustenta en lo que ya había sido establecido por Jorge Boccanera, se infiere que Cardoza y Aragón mimetiza a la vanguardia europea y particularmente a Ramón Gómez de la Serna.
El capítulo tres “The Subversive Fictions o Max Jiménez”, se centra en el análisis de las novelas del autor costarricense Unos fantoches (1928) y El domador de Pulgas (1936) con las cuales subvierte el discurso de la novela costumbrista y el realismo impuesto por la oligarquía liberal. En el estudio de Unos fantoches destaca la presencia de personajes sin profundidad y apenas esbozados que caracteriza a una buena porción de la ficción vanguardista, lo cual no siempre contó con la comprensión del público lector; pero que Jiménez pudo entender como miedo a la innovación, aunque tuviera que verse forzado a retirar la novela de las librerías. Kane demuestra con creces que Unos fantoches es una metaficción acerca de las nuevas formas de narrar. Por su parte El domador de Pulgas que no es un experimento tan radical como la novela anterior, yuxtapuesta con Unos fantoches puede ser entendida, por su voluntad subversiva contra el dogmatismo, como un satisfactorio cumplimiento de los objetivos de la vanguardia centroamericana. El estudio de ambas novelas concluye con la tesis de que tales textos son notables por su radical ruptura con el estatus quo literario y cultural de Costa Rica; pero sobre todo por su esfuerzo de modernizar la narrativa costarricense en un momento en que se alzaban las voces en contra del régimen liberal impuesto por más de medio siglo.
El capítulo cuatro, “The Interartistic Aesthetics of Flavio Herrera and Rogelio Sinán”, se apoya en las observaciones de Ramón Gómez de la Serna, Guillermo de Torre, and Catherine E. Wall sobre la experimentación interartística propia del vanguardismo hispánico. De nuevo, aquí el autor mira hacia a Europa para examinar la “influencia” de las vanguardias de allí, en lo que respecta a las artes visuales y performativas en tres textos centroamericanos, la novela El tigre (1932) del guatemalteco Flavio Herrera y los cuentos de Rogelio Sinán “El sueño de Serafín del Carmen” y “A la orilla de las estatuas maduras”. En El tigre, más que el latente surrealismo, jugar...