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  • América y España entre el Barroco y el Neoclasicismo
  • Alain Bègue and Judith Farré Vidal

Europa y América ante la Modernidad: La cultura hispánica entre el Barroco y el Neoclasicismo (1651-1750) es una propuesta editorial que se inscribe en el marco del proyecto que, con el mismo nombre, se desarrolló en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (2014-2015) y resulta de la estrecha colaboración con el programa de investigación “Le Parnasse oublié: la littérature hispanique entre Baroque et Néo-classicisme (1651-1750)”, programa asociado de la École des Hautes Études Hispaniques et Ibériques de la Casa de Velázquez desarrollado por el Centro de Estudios de la Literatura española de Entre Siglos (siglos xvii-xviii) (Université de Poitiers, Francia: http://celes.labo.univ-poitiers.fr/).

En la larga tradición de la historiografía clásica ha sido un lugar común considerar que el reinado de Carlos II representa el final del esplendor cultural español y la entrada en un vacío oscuro del que apenas se comenzaría a emerger bajo las “pálidas” luces del reinado de Carlos III. Si bien es cierto que durante la segunda mitad del siglo xvii la situación económica y la crisis política y social alcanzaron cotas insalvables, no conviene reducir la visión del conjunto de la época a una crisis económica que, por otro lado, ya era endémica desde décadas anteriores. Y, en este sentido, cabe apuntar que el periodo situado entre los dos movimientos mayores que son el Barroco y el Neoclasicismo no solo se caracteriza por una resuelta voluntad de apertura y desarrollo de las ciencias, sino que viene a coincidir también con un afán de modernidad universal, esto es, una voluntad de secularización del pensamiento, de las ideas estéticas o artísticas, de la técnica y de las armas críticas, en un claro desplazamiento de la epistemología escolástica a la racionalista y sensista. Las leyes científicas y físicas vienen deducidas del experimento, que encuentra sus orígenes en la duda metódica cartesiana, el sensualismo de Locke y las aplicaciones matemáticas de Newton sobre la naturaleza. Entre los novatores, el empirismo sustituye a la autoridad, el cálculo a la especulación, la ciencia a la metafísica y la filosofía se reduce a la física. [End Page 369]

Así, pues, de una u otra manera, la impronta de las ciencias y el nuevo método analítico no podía dejar de reflejarse también en la literatura, el arte y la cultura del momento. Y es que la introducción de la ciencia o de la filosofía moderna, la defensa del espíritu crítico en todos los terrenos, la reinstauración del buen gusto o de las buenas letras no eran sino facetas de un mismo hecho: la sensibilidad de la sociedad – encarnada en su sector más abierto y lúcido – se había modificado hasta tal extremo que se imponía un cambio, reflejado institucionalmente en el nacimiento de las Academias modernas, como fue, por ejemplo, el caso de la Regia Sociedad de Medicina y otras ciencias de Sevilla, creada como tertulia en 1697 y cuyas constituciones aprobaría Carlos II el 25 de mayo de 1700; de la Real Academia Española, en 1713 o de la Real Biblioteca Pública, fundada a finales de 1711, y cuyas puertas se abren en marzo de 1712.

En este proceso de revisión, otro de los ejes que deben reajustarse tiene que ver con ampliar los espacios culturales de referencia entre España e Hispanoamérica. Es necesario reconfigurar los límites y considerar perspectivas más complejas, dado que dentro de los territorios de la Monarquía convivieron espacios de crisis junto con zonas de recuperación y auge económico. En consonancia con estas expectativas, bajo líneas de reflexión más amplias y según un modelo general de reconfiguración, en este volumen se recogen...

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