In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Una écfrasis doble en Lope de Vega: “Al triunfo de Judit”
  • Jesús Botello

Las relaciones entre pintura y poesía en la literatura aurisecular han sido objeto de numerosos estudios en los últimos años. Como es sabido, los autores del Siglo de Oro consideraron las relaciones entre escritura y pintura uno de sus temas predilectos (Sánchez Jiménez “Casta Susana” 69), y aunque todavía existía en la época una cierta reticencia hacia las artes de procedencia platónica,1 Aristóteles alabó en la Poética (obra con gran difusión en el Siglo de Oro) la capacidad del arte para expresar verdades universales, enfatizando ante todo que la creación artística tenía una base común en la mimesis (17). Según Javier Portús Pérez, esta asociación entre lo escrito y lo visual fue tan común en el panorama intelectual y cultural del Siglo de Oro que con frecuencia se hablaba no solo de fines comunes, sino también de orígenes, medios e incluso técnicas (34).2 Además de las razones artísticas, debe añadirse el afán coleccionista de los Habsburgo españoles (Felipe II y Felipe IV especial-mente) que hicieron que España viniese a atesorar, tras Italia, las más importantes colecciones de pinturas de Europa. El mecenazgo real fue un hecho trascendental para la formación y difusión del gusto y la apreciación de la pintura y el arte por parte de la aristocracia (Elliott 282). De todos modos, como Frederick de Armas recuerda, este interés por las artes visuales “pasó de la corte a la burguesía, que se deleitaba con estampas de pinturas famosas y con alguna copia de lienzos afamados” (“¿Es éste Adonis?” 60).

Dentro de las distintas posibilidades con que los escritores contaban para expresar su interés por la pintura, la écfrasis (término procedente de la retórica clásica, donde era sinónimo de descriptio) ocupaba un lugar especialmente relevante. Es un procedimiento que consiste grosso modo en una pausa en la obra literaria para describir un objeto, sobre todo una obra de arte. Al principio el vocablo designaba simplemente la representación de cualquier objeto, pero con el tiempo vino a significar la descripción de obras de arte en general. El primer ejemplo conocido es la famosa [End Page 55] representación del escudo de Aquiles en la Ilíada (1988, 2.223–33; 18.478–608). Posteriormente fue empleada con profusión por Virgilio, Terencio y otros autores clásicos. En lo que respecta al Siglo de Oro, De Armas apunta que durante este período la técnica de la écfrasis acrecentó sus usos y significados (“¿Es éste Adonis?” 61).3 Según dicho erudito, durante este período la literatura estuvo con frecuencia dotada de un fuerte componente visual, puesto que se pensaba que existía una relación entre escritura, visualidad y memoria (Quixotic Frescoes 7).4 Por otra parte, además del impacto manifiesto de la literatura y la tratadística italianas, debe recordarse la enorme influencia que las doctrinas contrarreformistas tuvieron en el arte español de la época.5 Sánchez Jiménez resume de manera precisa la relevancia del mencionado procedimiento en la literatura aurisecular española: “la écfrasis no constituye un mero adorno retórico al servicio del lucimiento del escritor: funciona más bien como un recurso literario de pleno derecho mediante el que el escritor concentra en pocas líneas un aspecto fundamental del texto” (El pincel y el Fénix 124). En este sentido, no hay quizá un escritor del Siglo de Oro que mejor represente esta alianza entre las dos artes que Lope de Vega. El presente trabajo analiza la relación entre pintura y poesía en el soneto de Lope de Vega “Al triunfo de Judit”,6 una de las composiciones más famosas del escritor, basada en la historia de Judith narrada en el texto de la Vulgata en el que se describe el momento posterior a la decapitación de Holofernes por Judith y la exhibición de la...

pdf

Share