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  • Cuentos de viaje: Para siete cuerdas y otras metafísicas by Luis Alberto Ambroggio
  • Josie Bortz (bio)
Cuentos de viaje: Para siete cuerdas y otras metafísicas Por Luis Alberto Ambroggio. Bloomington, IN: Palibrio, 2013. 126 pp. isbn 978-1463364922

Con el ajetreo de una vida acelerada de hoy en día, ¿qué tal un poco de risa? Abrir un libro y sentir desde las primeras páginas esa vibración positiva causada por el mensaje que el autor ha ocasionado la risa, que esa efervescente sonrisa, la ironía y el humor de las primeras líneas ha provocado, y porque no, hasta la cosquillante carcajada.

Efectivamente, así es como Luis Alberto Ambroggio comparte en su texto Cuentos de viaje para siete cuerdas y otras metafísicas, en donde aparece la parodia que bien se relacionan con aspectos universales que provocan la risa, además le pone la sal y pimienta con los que son culturalmente versátiles. Ambroggio ostenta en su texto ese ánimo de rescatar una historia chusca y que en todo caso si no lo es, con esa creatividad de escritor afable la convierte graciosa y mucho más. Una de las líneas que aparece en el prólogo manifestado por el autor “… como confiesa Jorge Luis Borges del suyo en la Historia universal de la infamia. Tampoco me voy a expandir en los detalles de las décadas de su concepción, largo embarazo y parto difícil de este libro” (13).

También el desconecte del internet o todo aparato que enajene, o atrape al individuo para convertirse en un pequeño robot momentáneo, para olvidarse del circulo humanitario, como dice el autor en su segmento “Instrucciones para salir del internet”. Intentar saludar y ver cara a cara a los amigos y vecinos, cumplir con afecto a la humanidad y hasta darle el beso en la mejilla a la amiga Rosa. Bueno esto suena bien, pero intentar apagar estas máquinas electrónicas cuesta mucho pensarlo. Sin embargo, la recomendación de esta historieta es no intentarlo, ni pensarlo, sino ejecutarlo para no robotizarse. Tomar unos momentos vitales y esenciales de otros, como es la familia, los colegas, los vecinos y demás personas. Contabilizar el tiempo para entrar y salir del internet como clave fundamental para no perder el sentido humanitario. Ambroggio regala una receta graciosa y simpática.

Como también lo hace en el apartado de “Instrucciones para meter la pata …” (98), en realidad nadie quiere meter la pata, pero … satíricamente el autor muestra que se puede, que además da un momento de risa por la preocupación de no meter la pata, pues es tiempo de meter las dos. Con los argumentos que ofrece el autor en esta sección hace que el receptor recuerde los momentos en que se ha incurrido a meter la pata, como el hecho de que una concurrida fiesta donde al momento de presentarse uno al otro se cruzan las palabras y se pierde el valor de la introducción, se puede recurrir a decir cualquier tontería, para después nuevamente preguntar, “¿Cómo dijiste que te llamas?” Pudo haber dicho “fresas con crema” y pasar inadvertido.

En “La casa deshabitada” (80) pareciera ser la casa más bella de sueños dorados, pero una vez que pasa el efecto del éxtasis del sueño dorado se deja venir la evaporación de la casa del sueño dorado y se convierte en una pesadilla. Dada la larga espera de concluirse la construcción, al final ya no es una casa, más bien pareciera ser un castillo, por el tiempo consumido, por esa larga espera. ¿Acaso ésta es la excusa para que se esfume el amor y con ello el sueño?

El personaje Gustavo Zapato del fragmento “Turismo consumado” hace una alusión al aforismo típico mexicano “pata de perro” que va incansablemente de un lado a otro, sin mostrar la más mínima intención de descansar, pues tiene “ganas de pasear por la vida” sin cargamento alguno, ni siquiera una cámara como los turistas que...

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