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  • La construcción de la imagen del personaje a partir del Film Noir en Juegos de la edad tardía de Luis Landero
  • Alfonso Ruiz de Aguirre

Introducción

Entre las muchas cualidades que convierten a Luis Landero en uno de los escritores españoles más interesantes de las últimas décadas se encuentra la singular mezcla de componentes en su narrativa. Si la cosmovisión campesina lo vincula a la tradición popular, el cine supone el principal camino por el que la cultura popular de masas se acomoda en su estética y dialoga desde su modernidad con una concepción epistemológica milenaria, sin que ninguna de las dos escape a la parodia. El film noir y su contraste con la cultura erudita y con la campesina sirven para apuntalar el símbolo, la parodia y el espíritu carnavalesco, bases de la estética de Luis Landero (Ruiz de Aguirre 739 ss.). Su particular iconografía se convierte en el perfecto contrapunto de la ramplona vida de la España franquista, especialmente desde los ojos de aquel niño y adolescente, Luis Landero, que bebió de aquellas películas una mitología subyugadora.

El cine negro constituye un ámbito fílmico tan enigmático en cuanto a su definición que ni siquiera los críticos coinciden a la hora de señalar si existe un corpus delimitado de obras que puedan constituir género. Es bien sabido que la existencia de una serie de películas con características comunes, a las que se llamó primero thrillers y luego films noirs, fue constatada primero en Francia, a mediados de los 40, y que la crítica anglosajona tuvo que adoptar este término ante la inexistencia de uno más acertado en su lengua. Nino Frank es el primero en usarlo en L’Écran Français, en agosto de 1946.

Alain Silver afirma que las obras del llamado film noir tienen en común “its narratives, its characterizations, and its visual style” (Encyclopedic 3). Borde y Chaumeton [End Page 289] consideran que estas películas comparten “a strange and violent tone, tinged with a unique kind of eroticism” (17) y aseguran que es la presencia del crimen lo que les confiere sus características más repetidas (19). Enseguida matizan que el género negro no es un “crime documentary”, porque, en primer lugar, éste surge del punto de vista del policía, mientras aquél lo hace desde la mentalidad del criminal (20), y, en segundo, los films noirs presentan un claro determinismo moral (21). Además, explican que la angustia que provocan estas películas deriva más de sus extraños giros argumentales que de su violencia (23). Para ellos, hay algo onírico en la atmósfera incoherente y brutal del mundo que presentan, en el que el caos se desborda, en el que la violencia gratuita y la atracción por el crimen contribuyen a sembrar un sentimiento de alienación. La esencia de estas películas y la clave de su éxito radica en lo siguiente: “the moral ambivalence, the criminality, the complex contradictions in motives and events, all conspire to make the viewer co-experience the anguish and insecurity which are true emotions of contemporary film noir” (25).

Higham y Greenberg relacionan el género con el “grim romanticism” decimonónico (27) y describen el escenario en el que se desarrolla: “a world of darkness and violence, with a central figure whose motives are usually greed, lust and ambition, whose world is filled with fear” (27).

Durgnat describe los ingredientes, ciclos y temas que definen los films noirs: el crimen como crítica social, los gangsters, los fugitivos, el investigador privado y los aventureros, el asesino de clase media, los retratos y los dobles, la patología sexual, los psicópatas, los rehenes, los nazis y los comunistas, el guiñol, el horror y la fantasía.

Schrader, como Durgnat, considera que el film noir no es un género, como sí lo es el western o la película de gangsters, y entiende que lo que define a las películas que llamamos as...

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