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  • Severo Sarduy a varias voces:Análisis musical de “La playa” y “Relato”
  • Paula C. Park

Las capacidades multifacéticas del escritor camagüeyano Severo Sarduy son muy conocidas. No es una exageración que hoy se le llame novelista, ensayista, poeta, tanto como editor, pintor y crítico de arte.1 Se sabe también que en Francia, donde vivió toda su vida adulta, llegó a profesar como periodista científico y como locutor en Radio France Internationale. Estaba a cargo de programas de radio como “La ciencia en Francia”, donde presentaba sobre avances tecnológicos y científicos alrededor del mundo, y “Literatura en debate”, en el cual entrevistaba a escritores de habla hispana.2 Además, escribió varias piezas radiofónicas que fueron mayormente transmitidas y publicadas por separado desde fines de los años sesenta hasta comienzos de los setenta. “La playa”, “La caída”, “Relato” y “Los matadores de hormigas” fueron luego compiladas en 1978 bajo el título Para la voz. Estas cuatro piezas aparecen también en la obra completa del autor, editada en dos volúmenes por Gustavo Guerrero y François Wahl en 1999. Es decir, sus piezas radiofónicas son accesibles a un público lector. No obstante, suelen ser las más olvidadas por la crítica sarduyana.

La única excepción al olvido de sus piezas radiofónicas es sin duda “La Dolores Rondón”, ya que pasó a convertirse en un capítulo de la novela probablemente más conocida de Sarduy, De donde son los cantantes (1967).3 Transmitida por primera vez en 1964, en Stuttgart, esta pieza radiofónica trata sobre la vida y la muerte de una cantante mulata llamada Dolores Rondón. El personaje está basado en una cantante popular camagüeyana que existió en la vida real con el mismo nombre y cuyo epitafio sirve como fuente inspiradora de la pieza. En palabras del autor: “Este relato – sonoridad, acción; teatro – elucida una décima grabada en una lápida del cementerio de Camagüey” (De donde 236). Mientras Dolores asciende en su carrera como cantante, su amante Mortal Pérez, un español que aparece metamorfoseado en los [End Page 273] otros capítulos de la novela, decide candidatearse para concejal del municipio de Camagüey. Mortal debe competir contra otros candidatos para ser elegido; sin embargo, resulta cómico observar que al presentarse frente a una multitud para dar un discurso que ha de ser radiado en realidad éste compite contra otras voces radiofónicas. Luego de pronunciar la primera sílaba interviene la estática y varios recortes de voces:

Mortal (aspirante a concejal. La voz del primer verso se ha vuelto autoritaria): Yo … (pero hay defectos en el micrófono, en la radio. Primero como ‘estática’, a tal punto que se escucha una sola sílaba, luego el dial recorre todas las estaciones. Silbido agudo.) (Publicidad cantada) Jabón Candado, deja la ropa (hablado, vocecilla) o en el Caballero de la R (voz intelectual) Wallraf-Richartz-Museum (hablado) y de una situación interna ext (cantado, Ella Fitzgerald) in the moon.

(De donde 150)

Además de revelar la capacidad de Sarduy de distinguir una gran gama de timbres vocales, este pasaje parodia y documenta detalles del entretenimiento radial de la época, los años cincuenta. Es decir, el imaginario radial del autor antecede su labor en Radio France Internationale por medio de una experiencia más inmediata y cotidiana: su experiencia como radioyente en Cuba. El pasaje citado reproduce el resultado de la larga etapa de comercialización a partir de los años cuarenta, en la cual las estaciones debían competir para ser oídas.4 Además, más allá del contexto radiofónico cubano, a lo largo de “La Dolores Rondón” hay también abundantes acotaciones sobre cómo deben sonar los personajes, acudiendo a términos de la música clásica.5 En suma, en “Dolores Rondón” Sarduy hace gala de su oído musical, su sensibilidad radiofónica tanto como su reflexión sobre qué es ser cubano.

Las piezas compiladas en Para la voz se...

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