La comedia historial, género privilegiado del teatro de Bances: La jarretiera de Inglaterra1

A Bances Candamo (1662-1704) se debe la última preceptiva áurea, titulada Teatro de los teatros.² En ella, tras aproximadamente diez años de experiencia y actividad profesionales,³ recogerá su concepción del teatro que supone un buen ejemplo de coherencia dramática entre la teoría y la práctica.⁴

Su corpus dramático se compone aproximadamente de una veintena de comedias,⁵ en las que predominan los géneros historiales y de fábrica (así llama a las palatinas) clasificados por el propio Bances (Teatro, 33). Pero ambos géneros están muy próximos en realidad:⁶

las comedias de historia, por la mayor parte, suelen ser ejemplares que enseñen con el suceso, eficacísimo en los números, para el alivio […]; el argumento de una comedia historial es un suceso verdadero de una batalla, un sitio, un casamiento, un torneo, un bandido que muere ajusticiado, una competencia, etc.

(Teatro 35-36),⁷

y las de fábrica,

llevan algún particular intento que probar con el suceso y sus personajes son reyes, príncipes, generales, duques, etcétera, y personas preeminentes sin nombre determinado y conocido en las historias, cuyo artificio consiste en […] altas conquistas, elevados amores […]

(Teatro 33)

y su argumento suele ser una competencia por una princesa entre personas reales con el majestuoso decoro que se debe a tales personajes. (Teatro 34-35)

De manera que ambos géneros se definen solo por los sucesos históricos (base de las historiales), pues comparten elementos ficcionales (“entretéjese la historia del artificio”, Teatro 35), el ámbito y personajes áulicos, así como su ejemplaridad, de alcance particular o general.

Esta tipología es acorde con su condición de poeta oficial de Carlos II y su responsabilidad de instruir y divertir al rey (“festejar a los reyes es arte áulica y política no poco dificultosa”, Teatro 93),⁸ en la que la Historia como maestra de vida⁹ le ofrece experiencias y modelos que imitar o evitar de valor didáctico y moralizante por lo que en Bances el género historial es el más estimado.¹⁰

Esta materia historial, que tiene un tratamiento dispar, le permite seleccionar protagonistas merecedores de ser ensalzados por sus hechos en el pasado (Hernán Tello Portocarrero en la toma de Amiens en 1597 en Por su rey y por su dama; las aventuras en Flandes del duque de Osuna en Más vale el hombre que el nombre; la institución de la orden inglesa de la jarretiera por Eduardo III en La jarretiera de Inglaterra…), o en la actualidad, como la concesión del marquesado de Florida Pimentel en 1693 a los herederos del embajador Pimentel, protagonista relevante en Quién es quien premia al amor (Oteiza); el triunfo de la Santa Liga contra el turco en La restauración de Buda, empresa que comienza en junio de 1686, termina con la toma de Buda el 2 de septiembre y se estrena el 15 de noviembre (Duarte “Poesía e historia”, “Fuentes y representación”), y le permite también aplicar la enmienda de la Poesía¹¹ cuando la Historia no responde a sus intereses y objetivos como se advierte en un caso extremo de reparación poética que se da en El Austria en Jerusalén, a cuyo protagonista, Federico II, convierte en modelo de la cristiandad, contraviniendo la realidad histórica.¹²

En estas comedias historiales se evidencia la propaganda y enaltecimiento de la Casa de Austria (La restauración de Buda, El Austria en Jerusalén) y se conjetura además recomendaciones y sugerencias de gobierno (Por su rey y por su dama, Más vale el hombre que el nombre), que sin embargo la crítica ha defendido especialmente en las comedias de fábrica y fábulas (El esclavo en grillos de oro, La piedra filosofal, Cómo se curan los celos y Orlando furioso, Sangre valor y fortuna…), que se interpretarán en clave política por el problema de la cuestión sucesoria...