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  • La historia contemporánea a escena:La fe no ha menester armas de Rodrigo de Herrera y Ribera
  • Teresa Ferrer Valls

Rodrigo de Herrera y Ribera fue un dramaturgo del que apenas tenemos datos biográficos y cuya producción teatral conservada es escasa, aunque ya La Barrera lo incluyó en su clásico catálogo (183-84) y lo hallamos en el más reciente de Huerta, Madroñal y Urzáiz (I, 361-62) o en el diccionario del teatro preparado por Huerta, Peral y Urzáiz (355) y en algunas de las recientes historias del teatro, como la de Arellano (404-06) o la dirigida por J. Huerta (888), en donde aparece mencionado entre los dramaturgos menores. Recientemente González-Sarasa ha reunido un útil repertorio de las obras que le han sido atribuidas, aportando la localización de los testimonios conservados.

Para tratar de desenmarañar la cuestión de su identidad es preciso deshacer el camino andado por la crítica. Los datos sobre su vida que publicaron Mesonero Romanos en 1853 (98-99) y 1858 (xix-xx),1 La Barrera en 1860 (183-84) o Díaz Escovar en 1914 (7), y que se han venido reiterando, se remontan a la identificación realizada por Álvarez y Baena en su obra Hijos de Madrid, publicada en 1791, en donde daba cuenta de un Rodrigo de Herrera y Ribera, hijo natural del Melchor de Herrera, primer marqués de Auñón, y de Inés Ponce de León “señora muy calificada, por lo que su padre, no pudiéndole dejar el mayorazgo principal de su Casa, le fundó otro nuevo, y procuró condecorarle con el hábito de Santiago […] Murió en 1641” (290-91). Álvarez y Baena relacionó a este caballero con el poeta Rodrigo de Herrera, mencionado por Cervantes en su Viaje del Parnaso (Madrid, 1614) y por Lope en su Laurel de Apolo (Madrid, 1630), y dio por sentada la identificación de este con el autor que escribió las comedias El voto de Santiago y batalla de Clavijo, El primer templo de España y El segundo obispo de Ávila. La Barrera asumió [End Page 103] la identificación realizada por Álvarez y Baena, relacionándolo a su vez con el poeta mencionado por Pérez de Montalbán en Para todos (Madrid, 1632), y añadió un dato más al señalar que fue a este caballero a quien Diego López dedicó la edición de 1587 de la obra de Juan Bautista de Loyola Viaje y naufragios del Macedonio (Salamanca, Pedro Lasso, a costa de Diego López, 1587), nombrándolo expresamente en la dedicatoria como don Rodrigo de Herrera, hijo del marqués de Auñón. La Barrera (183), sin conocer la fecha de su nacimiento, supuso que podría estar en aquel momento estudiando en Salamanca. Más tarde Pérez Pastor informó de la partida de bautismo de este hijo natural del marqués de Auñón, según la cual fue bautizado el 12 de febrero de 1578 en la iglesia de San Salvador en Medina del Campo, y dio noticia de la fecha exacta de su muerte, ocurrida en Madrid el 23 de noviembre de 1641.2 Según esto, cuando le fue dedicada la edición de 1587 de la obra de Loyola, tendría pues unos nueve años. Hay que observar que su bautizo en la parroquia de San Salvador de Medina del Campo podría arrojar alguna duda sobre el origen madrileño de este Rodrigo de Herrera y Ribera apuntado por Álvarez y Baena en Hijos de Madrid. No obstante, al margen de su lugar de nacimiento, los datos corroboran, como veremos, su arraigo madrileño, y explican la mención que se hace de él en algunas fuentes como tal. En Madrid fundó su padre, según el mismo Álvarez y Baena, “las casas de su mayorazgo que eran las que están a la esquina frente de la iglesia de San Juan, por la puerta que mira a palacio, pero él labró otras en la calle de Alcalá, frente de los Carmelitas” (291...

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