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  • Sultanas, reinas, damas y villanas:Figuras femeninas en la comedia ecfrástica del Siglo de Oro1
  • Frederick A. de Armas

Tópico inagotable es el florecimiento de las artes y la creación de un teatro nacional en el Siglo de Oro, ambas basadas en inmemoriales conceptos, Dios como pintor del cosmos y como autor del gran teatro del mundo. De allí, que el teatro dentro del teatro y el cuadro dentro del cuadro apuntan a este concepto y crean ese desbordamiento barroco que se encamina “a conmover hondamente para repercutir en el espíritu con la inquietud y sugerencia de lo grave trascendente e infinito” (Orozco Díaz 19).2 Las hilanderas de Velázquez, por ejemplo, nos ayuda no sólo a visualizar el desdoblamiento del arte dentro del arte sino que nos lleva a comprender el momento teatral en el Siglo de Oro: abajo un público, los mosqueteros de corrales (aunque ya pudiéramos interpretar a estas hilanderas como Atenea y Aracne); en el tablado, la representación y, más atrás una pintura, en este caso una copia del Rapto de Europa de Tiziano, que abre los espacios reducidos. Tal pintura no se exhibiría sino que se mencionaría, se describiría o se apuntaría a ella (sin que se mostrase) en una comedia del Siglo de Oro.

Es así que Lope de Vega y Tiziano, Calderón y Velázquez, crearon escenas de inefable y humana grandeza, reveladoras de nuestra condición en el universo; escenas que se sustentaban mutuamente.3 Vicente Carducho, por ejemplo, elogió una comedia de Lope como “tan bien pintada … con tal disposición, colorido y viveza” que movía las almas e incitaba los corazones.4 Si cada escena en el teatro es como una pintura viva, que se exhibe, pero con palabras, personajes y movimiento, ¿qué decir del constante impulso de aludir, describir e incluir retratos, y grandes lienzos mitológicos, sacros o bélicos dentro de estas comedias?5 Propongo que hay en el teatro aurisecular un tipo o sub-género de comedias en las que la obra de arte es elemento [End Page 49] clave. Estas comedias pueden pertenecer a diferentes géneros siendo tragedias, tragicomedias, comedias palatinas, comedias urbanas, etc. Lo importante es que un cuadro, una escultura, una colección de pinturas, u otro conjunto artístico sirva como pausa en la obra, como momento en el que el lector o espectador pueda imaginar tales objetos artísticos y así llegar a visualizar, reflexionar y comprender mejor el texto o representación. A veces, comedias incluyen más de un momento ecfrástico y analizaremos textos en el que puede haber dos (en forma de contraste) o hasta tres, uno en cada jornada. La écfrasis dentro de la comedia puede ser obvia o sutil, y puede basarse en formas muy diferentes de esta técnica. Por ejemplo: (1) una breve alusión al título o a alguna característica reconocible de una pintura o escultura específica (écfrasis alusiva); (2) un momento dramático en el que se apunta a una obra de arte que tendría que imaginarse pues no estaría en el escenario (écfrasis insinuada); (3) una descripción de unos pocos elementos de una obra de arte (écfrasis fragmentaria); (4) una descripción basada en otra descripción textual de una obra de arte que puede existir o no (écfrasis metadescriptiva); (5) una descripción que puede combinar más de un objeto de arte (écfrasis combinatoria); (6) una descripción que utiliza una obra de arte conocida pero que transforma algunos de sus aspectos (écfrasis metamórfica). Según sus efectos la pintura puede: (7) convertirse en figura que protege (écfrasis apotropéica), en objeto que aviva las pasiones o emociones, etc.6 Cada objeto de arte en estas comedias puede incluir varios de los tipos ya mencionados.

Mientras que cortesanos que asistían al teatro en los corrales podrían muy bien haber visto muchas de las pinturas aludidas, descritas o hasta mostradas fingidamente en las tablas, el resto de la audiencia llegaba a conocerlas dado el inmenso auge de las estampas...

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