In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Espectáculo de un cuerpo ausente:Masculinidad hegemónica en Hítler en el corazón de Noé Morales Muñoz
  • Zaida Godoy Navarro

Teóricos de la masculinidad se esfuerzan por rechazar toda perspectiva biológica y naturalista sobre la conformación del género masculino. Sin embargo, el cuerpo es un aspecto altamente relevante a la hora de estudiar el género, puesto que éste depende de su actualización a través de performances físicas. Además, como ya postulara Michel Foucault, el cuerpo es sometido en nuestra sociedad a las relaciones de poder, y relaciones de poder son, después de todo, las relaciones de género. De especial importancia es el físico en las masculinidades del entorno que aquí nos ocupan: el espectáculo futbolístico. El protagonista de la pieza teatral Hítler en el corazón (2010) de Noé Morales Muñoz es un futbolista exitoso que muere durante un partido. El cuerpo en cuestión, por lo tanto, aunque corresponde a una masculinidad hegemónica, es un cuerpo ausente. De hecho, el deportista nunca aparece en el escenario y es esta decisión por parte del dramaturgo la que guiará la reflexión de este trabajo. Justificaremos dicha ausencia desde dos puntos de vista: por un lado, como reflejo de la imposibilidad de las relaciones personales entre el deportista-espectáculo y aquellos que han contribuido en su creación como tal; por otro lado, como forma de activar una relación con otros héroes y mitos mexicanos nacionales. Hítler en el corazón nos invita así a reflexionar sobre el teatro, el género y la nación, y a estimar el rol del espectador dentro de estos parámetros.

Noé Morales Muñoz (Ciudad de México, 1977),1 pertenece junto con Edgar Chías, Abraham Wirth, Luis Ayhllón, Mario Cantú Toscano y Alejandro [End Page 119] Román, entre otros, al grupo denominado por Fernando de Ita como “sexta generación,” contando desde la de Rodolfo Usigli (“Exordio” 8). Se trata de la generación más joven con acceso a becas e instituciones del estado para la producción y publicación de sus obras. Es por eso, y para distinguirlos de los dramaturgos que los preceden de más cerca – los “nuevos” dramaturgos mexicanos entre los que se incluyen Luis Mario Moncada, David Olguín y Jaime Chabaud – que también se les conoce como “novísimos.”Al poco trabajo académico sobre dichos escritores se añade el hecho de que la característica que más claramente los identifica es la multiplicidad. Aunque falte concierto respecto a los resultados, tanto los nuevos como los novísimos dramaturgos pretenden diferenciarse del realismo social de la Nueva Dramaturgia Mexicana de los años ochenta.2 En concreto, al grupo de Morales Muñoz se le ha criticado por no prestar “atención a los mitos, ni al canon, ni a la historia” (Ita, “Las plumas” 28). En lo que pretenden ser críticas como ésta es quizás que podamos distinguir algunos rasgos cohesionadores del grupo:

Quieren hablar de su presente inmediato, de su dolor intestinal, de su frustración existencial, de su ansia sexual, de su fatiga intelectual, de su falta de paradigmas, del vacío virtual, del mundo sin sentido que les heredamos. Y lo quieren hacer desde sus computadoras, desde la red en la que la realidad se compone y se descompone a su antojo.

(Ita 28)

Considero equivocado el pensar que esta joven generación se desentiende de la tradición teatral a la que pertenecen y, más aún, como podrá verse a lo largo de este trabajo, de los problemas sociales y políticos de su actualidad. De hecho, el que la violencia se recalque a menudo como una característica común en muchos de los escritores novísimos demuestra, a mi entender, el compromiso de los mismos con reflejar su realidad circundante.3 Por otro lado, cabe destacar que la mayoría de los escritores del grupo son hombres, algo que en mayor o menor medida siempre ha caracterizado a la dramaturgia...

pdf

Share