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  • Parménides García Saldaña en la escritura pública del rock en México post-1968
  • Iván Eusebio Aguirre Darancou

Tras el triunfo de los barbudos en 1959 en Cuba, los vientos de lucha social de la Revolución Mexicana fueron avivados nuevamente y la juventud en México se vio en una encrucijada histórica inusitada. La Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional llevaban más de una década funcionando como centros de gravedad para la creciente juventud de clases medias, y como focos de actividades estudiantiles que conectaban a las y los jóvenes con sus contemporáneos en Estados Unidos, Europa y el resto de América Latina. Estas influencias revolucionarias los empujaban a participar en las campañas de alfabetización en Cuba, a formar grupos de rock nacional, a crear tropas de teatro callejero y a cuestionar más amplia y abiertamente el papel del Estado en la formación de una sociedad moderna.1

En este contexto, surge la nebulosa pero históricamente útil categoría de la “Onda,” donde han destacado sólo los tres grandes n(h)ombres de José Agustín, Gustavo Sainz y Parménides García Saldaña. De éstos, el que menos atención crítica ha recibido es el último, enfocándose la academia sobre todo en su novela Pasto verde (1968), su libro de cuentos El Rey Criollo (1970) y su ensayo En la ruta de la Onda (1972). Sin embargo, considerar a uno de los autores centrales del movimiento contracultural mexicano únicamente a partir de los textos publicados en espacios y categorías de literatura legitimados por el establishment corre el peligro de repetir el gesto inicial de Margo Glantz y otros al descontar la Onda como forma legítima de expresión [End Page 107] cultural o política. El propósito del presente texto es analizar y reconfigurar la figura de García Saldaña a partir de este posicionamiento periodístico fuera del que la Onda logra construir en el campo literario mexicano.

En revistas como Piedra Rodante y POP, y periódicos como Excélsior, Parménides lleva a cabo un auto-posicionamiento como traductor cultural entre la Onda literaria y la Onda Chicana musical. Se posiciona entre los logros del rock en Estados Unidos y Europa – en términos de formas de expresión cultural y política reconocidas como legítimas por autoridades políticas y sociales, que permitían no sólo espacios para la reunión masiva de juventudes sino también la generación de “líderes” como Creedence Clearwater Revival o Bob Dylan cuyas voces criticaban decisiones de política (inter)nacional – y los que empiezan a escucharse en esos años en México. Asimismo, se empeña en hilar el consumo de drogas y música con una politización directa anclada en sus años de estudios de economía en la UNAM y la Universidad Iberoamericana.

Las intervenciones periodísticas de Parménides se concentran en lo contingente a la escena musical y es importante rescatarlas por la singular posición que el escritor ocupó, donde las líneas de fuga de la acción política, la innovación literaria, la revolución y liberación sexual, y la música se cruzan.2 El ejercicio de doble mirada y reflexión, donde la juventud mexicana mira hacia la juventud americana que a su vez observó y viajó a México, permitió el acceso de la juventud mexicana a una realidad nacional que la mediación ideológica del Estado revolucionaria había impedido (Zolov, “Discovering” 257). La juventud vislumbra una opción de subversión y resistencia a la hegemonía estatal en una serie de posicionamientos y relecturas históricas caracterizadas por una dinámica fluida de potencial transculturación. En esta encrucijada, García Saldaña es capaz de explicar a los jóvenes lectores – mayormente de una clase media urbana pero con una creciente participación de clases bajas – cuál es la importancia del rock como un género de subversión cultural...

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