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Reviewed by:
  • Cervantes y los límites del ser by Francisco Vivar
  • Conxita Domènech
Vivar, Francisco. Cervantes y los límites del ser. Madrid: Iberoamericana, 2014. Pp. 169. ISBN 978-8-48489-831-3.

Una vez más, Francisco Vivar se aventura en la escritura de un libro erudito sobre la obra de Miguel de Cervantes Saavedra. Sin embargo, esta vez el crítico no se concentra en una sola de las producciones literarias de Cervantes, sino que examina igualmente varios personajes sacados de la narrativa y del teatro cervantinos. Por ejemplo, el autor estudia a los dos protagonistas del Quijote, a Rincón y Cortado, a Persiles y Sigismunda, a Pedro de Urdemalas, entre otros. Como muy bien anuncia el título del libro de Vivar—Cervantes y los límites del ser—, estos personajes llegarán a situaciones extremas: los personajes enfrentarán lo que Karl Jaspers denominó las Grenzsituationen (situaciones límite) en su relación con el ser (esto es, con la Realidad más fundamental). No obstante, una vez llegados a ese límite, se producirá un cambio en ellos: aceptarán la realidad tal y como es. Cada uno de los personajes se embarcaría en un viaje diferente que concluye también de forma diferente. Las diferencias en el viaje de sus vidas dividen los capítulos del libro de Vivar: mientras algunos de los personajes se obsesionan con el conocimiento, por ejemplo Tomás Rodaja—protagonista de El licenciado Vidriera—, otros, en cambio, actúan llevados por la necesidad. Como ilustración de lo anterior, hay que mencionar al joven de dieciocho o de diecinueve años que se encuentra con don Quijote y que le explica al caballero andante su decisión de convertirse en soldado.

Tras una breve introducción sobre la realización del equilibrio y de la armonía por parte de los personajes literarios, Vivar comienza con los más jóvenes protagonistas cervantinos. En Rinconete y Cortadillo, la libertad esperada de los muchachos homónimos se desvanece con las imposiciones de Monipodio. De igual modo, Carriazo, en La ilustre fregona, regresa a casa después de haber sido víctima de burlas, de haber recibido una gran paliza y de haber sido encarcelado en Toledo. “La inocencia épica”—título de este primer capítulo—se perdería, imponiéndose sobre ellos la dura y la trágica realidad, que es la del ser.

El segundo capítulo trata sobre el conocimiento de los límites y, en concreto, sobre conocer los límites mismos del conocimiento. Esto llevaría a pensar, sin duda, en el gran proyecto de la filosofía crítica de Immanuel Kant, quien pretendió en su filosofía establecer los límites, las condiciones y los alcances del conocimiento humano. Adquirir conocimiento será la única actividad de Tomás Rodaja, hasta el punto de que esa actividad llega a convertirse para él en una obsesión. La locura de Rodaja se asemeja a la absurdidad del “famoso estudiante” en el Quijote. El joven estudiante perderá tanto el sentido común como la cordura y le será imposible diferenciar entre la certeza y la estupidez. El resultado de la obsesión en el conocimiento desembocará en la trivialidad, la banalización o el sinsentido del ser. Al capítulo sobre los límites del conocimiento le seguirá el capítulo sobre el deseo. Poner el conocimiento y el deseo en una relación tan cercana argumentativamente puede provocar desconexión; sin embargo, se produce un firme vínculo entre la fuerza del conocimiento y la fuerza del deseo. Este tercer capítulo sobre el deseo está protagonizado por Rodolfo, el violador de Leocadia en La fuerza de la sangre—y por el rey en Pedro de Urdemalas, quien intenta abusar de Inés. Según Vivar, Cervantes encuentra el equilibrio en estas obras: el exceso de deseo se mitiga, por un lado, con el casamiento de Rodolfo y de Leocadia y, por otro lado, con la resignación del rey ante la negativa de Inés. En otros términos: las situaciones literarias de los personajes suponen un equilibrio ontológico...

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