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  • Diáspora Interruptus
  • Manuela Camus (bio)

Para entender algunas dinámicas de la migración internacional en América, voy a referirme a mi experiencia en el departamento de Huehuetenango, noroccidente de Guatemala y frontera con Chiapas, México. Se trata de un espacio de presencia histórica de comunidades mayas “territorializadas” y empobrecidas que empiezan a sacudirse de esta condición en los años 60, saliendo hacia la ciudad capital y a espacios de colonización agraria. La cruenta guerra de los años 80 se cebó sobre estas poblaciones indígenas y campesinas, y entonces su movimiento se vio forzado teniendo que desplazarse a la capital, a las Comunidades de Población en Resistencia, al refugio en el sur de México e incluso al exilio en Estados Unidos cuando pudieron.

Desde fines de los años 90, con la globalización de la periferia, estas comunidades se insertaron a la emigración transnacional. Estos esfuerzos de autoinclusión promovían a nivel local el acceso al mercado, a los servicios y al consumo produciéndose transformaciones como la urbanización desordenada, mujeres reconvertidas en “todólogas” cuando nunca se consideró su educación formal, jóvenes transgrediendo la cultura de respeto tradicional, una diversificación social interna, o la rapiña local por el dinero que fluye. La autocapitalización generó tensiones en las comunidades tradicionalmente “horizontales” que derivaron en términos muchas veces violentos. Además, se daba una revalorización del territorio por su ubicación geoestratégica con los megaproyectos que quieren atravesarlo e intervenirlo; por la globalización del crimen que se enseñorea con el contrabando, el narcotráfico y el negocio de los cuerpos: sea con la trata y/o con los migrantes; por las políticas de seguridad en la frontera … remilitarizándose la zona por unos y otros.

Pero lo que quiero recalcar son las observaciones en un último viaje en verano del 2014, cuando hace explosión el caso de los menores migrantes en Estados Unidos. El pasear por esta región me permitió identificar toda una serie de despojos-desahucios a estas poblaciones que no pueden sino producir desesperación masiva y salidas a como se pueda.

Me refiero al impacto de la plaga de la roya en la cosecha de café—producto de exportación donde se han invertido muchas remesas; la pérdida de la milpa—alimento crucial de las comunidades—en ciertas áreas por el alargamiento de la canícula; fuertes temblores y otros desastres “naturales” con las lluvias.

Además, el endeudamiento se ha hecho crónico, las “remesas republics” suponen hoy pueblos cubiertos por sucursales bancarias, cooperativas, agiotistas al olor de los créditos sobre tierras y viviendas.

También las iglesias se afanan por el control de las almas laceradas y exigen—hasta poder interpretarse como extorsiones—sus apoyos monetarios y sus trabajos comunitarios y “voluntarios” para promover nuevas construcciones y hasta megatemplos.

La ocupación militar supone el regreso de racismo y el miedo para el control de una población indígena/campesina nuevamente vedada en su búsqueda de oportunidades y que, tenaz, todavía se levanta y resiste a proyectos extractivos y agroindustriales. Las empresas provocan la división en las comunidades con extrema necesidad, ofreciendo magros beneficios al tiempo que criminalizan el movimiento social, justificando la represión de las fuerzas del orden.

La deserción-desafección estatal es patente, el gobierno entiende que las remesas permiten mantenerse a estas poblaciones y que es positivo que los servicios tiendan a privatizarse. Sin embargo con la crisis que se advierte, lo que está en aumento son los niveles de desnutrición, la deserción escolar, la desatención y la negligencia médica, y el sufrimiento social. Llaman la atención—a falta de ofrecer cifras confiables—el crecimiento de las violaciones y abusos contra niñas y niños y el embarazo de adolescentes; la violencia contra las mujeres y feminicidios; la elevación de los linchamientos; la aparición—ahora sí—de maras y pandillas en las cabeceras.

Por último, sabiendo que se quedan muchos puntos en el tintero, el arribo de tantos...

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