- Ciegos repentistas en Andalucía. De Al-Majzumi al ciego de los Corrales
El ciego improvisador en la historia
La relación entre los ciegos y el repentismo – la invención de repente o improvisada de versos con o sin acompañamiento musical – puede rastrearse desde la Antigüedad hasta nuestros días.1 Sin duda es Homero el ciego improvisador más famoso de todos los tiempos y de él nos ha llegado un célebre certamen de poesía improvisada contra Hesiodo, celebrado en Calcis, durante unos juegos fúnebres en honor del rey Anfidamante.2 La leyenda de la antigüedad contaba que Homero adoptó precisamente ese nombre al quedarse ciego – antes se llamaba Melesígenes–, pues así se denominaba entre los eolios a los privados de la vista.3
En realidad, los ciegos han jugado un importante papel poético-musical en la mayoría de las culturas de la Antigüedad. Así, el faraón Unas en el antiguo Egipto solo aceptaba músicos y cantores ciegos, lo que no debió ser una excepción, ya que en pintura o en piedra nos han llegado múltiples representaciones de arpistas y otros músicos invidentes tocando y cantando. Otro tanto puede decirse de lo que han descubierto los arqueólogos en los templos sumerios de Mesopotamia. Y entre los fenicios, frigios, cartagineses, griegos y romanos, los ciegos cantores e instrumentistas cumplían diferentes funciones, por ejemplo la de cantar en las fiestas religiosas o, como era costumbre entre los sículos sicilianos, entonar cánticos en los funerales, ya que se creía que los ciegos no temían a los muertos.4
La música y la poesía siguió siendo un modo de vida para los ciegos durante toda la Edad Media. En la Península Ibérica, son numerosos los testimonios que confirman la popularidad de juglares, trovadores y poetas ciegos, tanto en al-Andalus como en tierras cristianas. El poeta de Cabra Muqáddam ben Muáfa al-Qabrí (m. 911-12), del que cuentan las crónicas árabes que habría inventado la moaxaja, [End Page 131] era apodado el ciego de Cabra. De otro invidente – el ciego de Tudela, muerto en 1126 – sabemos que andaba con un lazarillo, también aficionado a la poesía (González Palencia 117-120). Muchos de ellos sabían improvisar versos. Incluso existían auténticos especialistas, célebres precisamente por hilvanar con rapidez e ingenio unos versos que recitaban y cantaban de improviso.
En al-Andalus, los improvisadores poéticos no podían faltar en las fiestas cortesanas en torno al Aljarafe sevillano, especialmente en la época del Califato y los reinos de Taifas, aunque también posteriormente cuando el centro islámico se trasladó a Granada. Sabemos que en el siglo xii ciertos repentistas ciegos cobraron fama, tanto entre el pueblo llano, como entre los mandatarios, que solían contratarles para que amenizaran sus banquetes y reuniones. Es el caso de al-Majzumi, conocido a principios del siglo xii por su mala lengua y por sus hirientes pullas improvisadas. Las crónicas nos han dejado algunos intercambios de versos repentizados entre este ciego de Almodóvar y la no menos pícara granadina, Nazhun bint al-Qala’i, de quien dicen las crónicas que era una repentista desvergonzada y dada a las réplicas ingeniosas y sarcásticas:
Entró al-Kutandi a ver a al-Majzumi cuando estaba Nazhun estudiandocon éste, y dijo al poeta ciego: ‘Completa este verso,Si vieras a quien hablas …’Como el ciego guardara silencio sin atinar con la respuesta, Nazhun contestó por él:… te dejarían mudo sus ajorcas;la luna llena sale de su cuelloy la rama del tallese contonea envuelta entre sus ropas.
(Garulo 111)
Las fuentes árabes – la Ihata o el Nafh – se hacen eco de ciertas tertulias poéticas, donde se mezclaban las composiciones altivas y líricas, con las invectivas cómicas en las que los poetas ponían su ingenio al servicio de las sátiras más groseras, incluso obscenas y escatológicas.5 En una ocasión...