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  • Cervantes y Liñán de Riaza: El autor del otro QUIJOTE atribuido a Avellaneda by Antonio Sánchez Portero
  • María Heredia Mantis (bio)
Antonio Sánchez Portero. Cervantes y Liñán de Riaza: El autor del otro Quijote atribuido a Avellaneda. Calatayud: Centro de Estudios Bilbilitanos de la Institución «Fernando el Católico», 2011. 429 pp. ISBN: 978-84-9911-146-9.

Uno de los enigmas que ha provocado ríos de tinta más abundosos entre los cervantistas es la identidad del licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, autor fingido del Quijote apócrifo. Antonio Sánchez Portero trae no sólo una revisión de las propuestas ya dadas a este asunto, sino que se aventura a ofrecer una respuesta, ahondando en la tesis ya defendida en otro libro suyo de 2006, La identidad de Avellaneda, el autor del otro Quijote. La conclusión [End Page 254] en ambos ensayos es que Avellaneda no es otro que Pedro Liñán de Riaza. Lamentablemente para los cervantistas, no existen testimonios fehacientes extratextuales—ya fueran cartas, declaraciones expresas o, al menos, documentos en torno a la edición del Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha—por lo que tan sólo se puede buscar solución en los textos de Cervantes y del propio Avellaneda. Y esta ha sido la senda transitada por Sánchez Portero: a partir de las pistas que se encuentran en los textos y de su interconexión, repasa en la primera parte de su obra la lista de candidatos posibles a la identidad de Avellaneda y, una vez descartados todos los que considera que no pueden ser posibles autores del Quijote apócrifo, articula en la segunda parte del libro los indicios que apuntan a Pedro Liñán de Riaza.

Los puntos de partida con los que comienza esta investigación literaria son, en primer lugar, el hecho de que, en el Quijote cervantino de 1615 se hable de Avellaneda como el autor aragonés del falso Quijote, y, en segundo lugar, el conocimiento literario, humanístico y religioso que exhibe Avellaneda en el apócrifo. Sánchez Portero examina todos los pormenores teniendo muy en cuenta la crítica anterior y llegando incluso a rectificar sus propias opiniones a la luz de noticias recabadas durante la composición del libro. Su método de trabajo puede resultar curioso o incluso algo confuso, pero las opiniones se expresan de manera clara y sincera, señalando sin empacho cuando sus hipótesis se basan en intuiciones propias y cuando se basan en pruebas ajenas.

Tras comenzar la obra recalcando la importancia que tuvo la publicación del falso Quijote en la creación del Quijote de Cervantes, Sánchez Portero examina minuciosamente la lista de candidatos aportados por la crítica cervantista o avellanedesca, a saber: Lupercio Leonardo de Argensola, Bartolomé Leonardo de Argensola, Mateo Alemán, fray Andrés Pérez, fray Alonso Fernández, Juan Blanco de la Paz, fray Luis de Aliaga, Gaspar Schöpe, Félix Lope de Vega, fray Luis de Granada, Alfonso Lamberto, Tirso de Molina, Pedro Liñán de Riaza, Juan Martí, Gabriel Leonardo Albión, el mismo Miguel de Cervantes, Vicencio Blasco de Lanuza, Juan Ruiz de Alarcón, Alfonso Pérez de Montalbán, Alonso de Ledesma, Alonso Fernández de Zapata, Francisco de Quevedo, Cristóbal de Fonseca, Guillén de Castro, Alonso de Castillo de Solórzano, Vicente García, Jerónimo de Pasamonte (a partir del cual muchos cervantistas consideran que Cervantes ideó a Ginés de Pasamonte), Francisco López de Úbeda, Juan de Valladares, Antonio Mira de Amescua, Gonzalo de Céspedez y Meneses, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, Gaspar Navarrete, Cristóbal Suárez de Figueroa, fray Luis de Aliaga, Ginés Pérez de Hita, el duque de Sessa, fray Hortensio Félix Paravicino, Gregorio González, José de Villaviciosa y el Greco. De todos ellos, descarta casi automáticamente a todos [End Page 255] los no aragoneses, dando crédito a la teoría de que Cervantes sabía perfectamente quién había sido su contrincante y...

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