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  • Trata de blancas (novela social) by Eugenio Antonio Flores
  • Francisco Estévez
EUGENIO ANTONIO FLORES. Trata de blancas (novela social). Edición, introducción y notas de Luis Álvarez Castro. Zaragoza: Instituto Fernando el Católico (CSIC), Excma. Diputación de Zaragoza, 2014. 390 pp.

De un modo u otro, más ligero o deslenguado, la literatura ha tratado siempre de la vida. Coloca ante la misma un espejo con pretensión de regularidad al modo de Stendhal, con ínfulas deformantes como fue esa genial corrección y mejor hallazgo de Valle Inclán. Pero no abandona esa materia humana que al cabo la compone. La presente novela, Trata de blancas, aborda una temática aún con fuerte y preocupante vigencia en nuestro siglo XXI tan pretendidamente moderno en avances pero viejo en atropellos. Y de ahí proviene el interés de reeditar un texto que de otra forma quedaría tal vez como arqueología literaria. El título sensacionalista ya ofrece pistas del naturalismo radical que ejercía su autor, Eugenio Antonio Flores. La novela además nos es narrada en primera persona, lo cual aporta el patetismo directo de la prostituta que debió de incomodar a los lectores de la época en sus mullidos butacones. Los modos del naturalismo radical son aquí aliviados con un costumbrismo gustoso en la época y tamizado por notas folletinescas más típicas del melodrama.

En nuestra literatura los ejemplos se nos agolpan. La Celestina es un reflejo de la confrontación entre los nuevos códigos legislativos y la práctica de la prostitución en la sociedad española de finales del siglo XV. Y Juan Ruiz en su Libro de buen amor ya avisaba que:

Como dice Aristóteles, cosa es verdadera,El mundo por dos cosas trabaja: la primera,Por aver mantenençia; la otra cosa eraPor aver juntamiento con fenbra placentera.

La edición moderna de Trata de blancas es meritoria. La novela queda anotada con precisión. Vale decir, alejada de esa puntillosa e inútil exhibición de erudición tan común como estéril en nuestras tierras, pero no invisible a resolver las interrogantes que abonan la distancia del tiempo y el espacio que nos separan del texto. A una anotación equilibrada le precede una introducción bien documentada con una larga biografía del casi desconocido Eugenio Antonio Flores. El escritor anduvo siempre eclipsado por la figura literaria del padre, el romántico escritor de Doce españoles de brocha gorda que, no pudiéndose pintar a sí mismos me han encargado a mí. No consiguió levantar fama el hijo, a pesar de publicar en diversos periódicos como La Época, La Nación antigua, La América, La Prensa de la Habana, traducir obras de relieve, como la novela de Eugène Sue, Los misterios de París, o escribir un puñado de obras. También dio su aportación al cuadro de costumbres, donde antes había cultivado fama el padre. En tal género redactó los artículos “Un tipo universal”, “El bailarín” y “El… del comercio” para el tomo Los españoles de ogaño (1872). Pero su obra de mayor reconocimiento fue La guerra de Cuba (1895) de intención polémica y política, más allá de la historiografía al uso. Su novela ¡Huérfana! da buena cuenta desde su título del naturalismo cercano a la radicalidad y al burdo [End Page 92] empatar sin miramiento alguno, descarnado y descarado, con el lector. Pero, como bien aclara Luis Álvarez Castro en su estudio, tal novela es un coqueteo a caballo entre la narrativa erótica y la crítica social y política, con un fresco de la época nada despreciable.

Trata de blancas (1889) fue recibida con máximo silencio, cómplice siempre. Ya Galdós con tema cercano abrió puertas a la novela española con La desheredada (1881). Durante casi dos lustros el lector español había sido sacudido con multitud de lecturas, debates y polémicas sobre los grandes temas ocultos a una burguesía biempensante. De entre los diversos...

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