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  • El mito de las islas Hespérides en el discurso político de la monarquía hispánica:Gonzalo Fernández de Oviedo
  • Álvaro Baraibar

A lo largo de la historia, las diferentes comunidades políticas han imaginado un pasado mítico a la hora de explicar su origen y su configuración como tales comunidades.1 No son pocos los mitos de la Antigüedad que han tenido un papel protagonista en los discursos identitarios de las distintas naciones en época contemporánea. Sin embargo, con anterioridad a la configuración de las comunidades nacionales, los mitos clásicos – y sus recreaciones medievales y renacentistas – fueron profusamente empleados también en la construcción de discursos no solo historiográficos y literarios, sino también y, especialmente, políticos.

En el momento del Descubrimiento, América se convirtió en la nueva frontera de lo desconocido y allí se trasladaron, cobrando nuevos significados, buena parte de los mitos clásicos que habían perdido cierta fuerza en un mundo cada vez más cercano y menos extraño.2 En este sentido, las crónicas de Indias, un género que se encuentra a caballo entre la Literatura y la Historia, permiten un interesante acercamiento a la hora de analizar el papel que tuvieron algunos mitos en diferentes contextos históricos y políticos, además de revelar la propensión a la maravilla y la búsqueda intelectual e imaginativa de un mundo en el que renovar seres, objetos y paisajes fabulosos. [End Page 15]

En esta ocasión me centraré en estudiar el recurso al mítico rey Héspero y a las Hespérides en Gonzalo Fernández de Oviedo, primer cronista de Indias.

Mitografía, Annio de Viterbo y Gonzalo Fernández de Oviedo

Gonzalo Fernández de Oviedo fue, como dice Jesús Carrillo Castillo, “un servidor de la Casa Real íntimamente comprometido con la construcción del discurso ideológico de la monarquía española” (25). América sirvió a Oviedo para reforzar la idea de la superioridad del Imperio español y reivindicar su papel en el mundo, pero, a diferencia de otros, en su forma de abordar la realidad y la naturaleza americanas, se distanció conscientemente de seres mitológicos, fuentes de la eterna juventud y otros recursos retóricos frecuentes en otros autores contemporáneos. Cuando en su relato aparecen dichos seres mitológicos Oviedo toma distancia, duda de su verdadera existencia o directamente la rechaza. Precisamente por ello resulta especialmente interesante ver la forma en que construye su discurso al respecto del rey Héspero y de la identificación de las Antillas con las Hespérides, lejos de su discurso histórico habitual (Bolaños 277).

He mencionado anteriormente cómo América, ese mundo de la maravilla, nuevo y desconocido, fue el lugar al que trasladar los seres, personajes y lugares de los antiguos mitos clásicos. En el Sumario de la natural historia de las Indias (1526), primera de sus obras sobre las Indias, Gonzalo Fernández de Oviedo no utiliza ninguna referencia a mitos de la Antigüedad a la hora de explicar el Nuevo Mundo, su naturaleza o su fauna. Sin embargo, años después, en la Historia (1535), el cronista no pudo evitar una mirada mítica sobre América, al identificar las Antillas con las islas Hespérides: “diré la opinión que yo tengo cerca de haberse sabido estas islas por los antiguos, e ser las Hespérides: e probarelo con historiales e auctoridades de mucho crédito” (Historia I, 13).3

En este curioso pasaje, que ya ha sido abordado por otros críticos (Pease García-Yrigoyen; Bolaños; Fabregat Barrios), Oviedo basó su interpretación en la obra de Annio de Viterbo, un fraile dominico que había formado parte de la curia de Alejandro VI. El pseudo-Beroso, nombre, entre otros, con el que también era conocido, quiso reivindicar la antigüedad de las monarquías europeas y en particular la de los Reyes Católicos por medio de una obra, Antiquitatum [End Page 16] variarum, dedicada a estos...

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