Abstract

Ruinas, novela breve escrita por Rosalía de Castro en 1866, propone desde su mismo título una dialéctica entre pasado y futuro que ilustra la problemática transición entre dos modos de producción diferenciados que generan subjetividades específicas analizables mediante el pensamiento crítico de raíz marxista. Suspendidos entre dos tiempos, sus tres protagonistas representan el impasse entre el feudalismo y la hegemonía de la sangre noble y un capitalismo incipiente que privilegia el orden económico. Su condición residual, empleando el análisis de los cambios culturales por Raymond Williams, desvela las contradicciones implícitas en el orden dominante. El desarrollo del argumento es posibilitado por varios conflictos de clase que muestran la irreductibilidad de dos mundos y propician un cambio traumático del estado de cosas con la muerte de doña Isabel y la locura de Montenegro. Este trasfondo alegórico se completa con cuestiones concretas del momento histórico en que fue compuesta: así, las disquisiciones sobre el trabajo reflejan la conflictiva recepción de los postulados ilustrados y revolucionarios en Galicia y España y, por otra parte, la reflexión sobre los usos del pasado conecta con el nacimiento de la historiografía gallega moderna. Con su posicionamiento ambiguo y desconfiado ante los nuevos tiempos—en el que influye su propia condición emplazada en las coordenadas socioeconómicas de la época—Rosalía de Castro se alinea con corrientes críticas respecto a la modernidad emergente como las antimodernas, y muestra una lúcida conciencia de las disfunciones que las nuevas dinámicas de abstracción y destrucción anuncian.

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