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  • El Cantar de mio Cid de María Rosa Menocal (2009):Una breve nota
  • Óscar Martín

Uno de los últimos trabajos publicados por María Rosa Menocal fue el estudio introductorio y notas a la edición bilingüe del Cantar de mio Cid (=The Song of the Cid) en la colección de Penguin Classics en el año 2009. Como me confesó en alguna de las charlas de sobremesa que tuvimos cerca del Whitney Humanities Center en Yale en 2008, éste era un proyecto en el que convergían la cautela, la responsabilidad y la ironía. Cautela y responsabilidad porque era consciente de que la audiencia a la que se dirigiría esta edición no se compondría exclusivamente, ni siquiera mayoritariamente, de especialistas o estudiantes, sino que se nutriría especialmente de lectores curiosos, eruditos e inteligentes que tenían intereses culturales, históricos o estéticos [End Page 165] más allá del área filológica –o de completar una lista de exámenes. María Rosa con su proverbial elocuencia y sentido del humor también me confesó que le parecía irónico, por lo menos, que ella, una “exiliada” sometida a un largo periplo de reinvenciones geográficas, institucionales y disciplinares, “exiliada” incluso de la filología románica y de los estudios épicos, tuviera que recomponer y hacer inteligible a lectores eruditos anglosajones, la relevancia cultural e intelectual de un poema épico que narra el triunfo militar de un exiliado en el turbulento mundo político de la segunda mitad del siglo XI en lo que hoy es España. Sin embargo, María Rosa veía también este proyecto como un estímulo, en cuanto que podría formalizar lo que ella percibía como su propia interpretación sobre el poema. Interpretación que había mutado con el paso de los años de su carrera profesional pero que se movía, casi siempre, dentro del horizonte oralista de Joseph Duggan, a quien le dedicó una elogiosa reseña.

No es fácil ser original al hablar del Cid. Ni mucho menos si se trata de escribir una introducción a un texto canónico reverenciado. Sin embargo, en su introducción hay una voz original que narra, elocuentemente, las vicisitudes de la vida del Rodrigo Díaz histórico pero imbricadas, a la vez, con la dimensión histórica, cultural e intelectual del poema. Esta originalidad es importante porque María Rosa Menocal debía trazar un surco particular en el roturado campo cidiano mirando, aunque fuera de reojo, a las voluminosas ediciones filológicas hechas por académicos a ambos lados del Atlántico. Y, en especial, teniendo en cuenta la excelente edición de Penguin de Ian Michael, publicada por primera vez en 1975. Esta edición, reeditada, aumentada y traducida en varias ocasiones, trataba de manera directa aspectos externos e internos del poema que podríamos denominar tradicionales dentro de la tradición filológica británica y de las preocupaciones críticas que la definían. Preocupaciones que lejos de ser estáticas han seguido siendo revisadas por el propio Michael en sucesivas ediciones. Una de ellas, la edición junto a Juan Carlos Bayo en Castalia, rebautizada ahora como Cantar de mio Cid, salió, irónicamente, casi a la vez que la de Menocal y ofrece una buena síntesis de los problemas centrales que ha tratado la crítica especializada: la inserción del poema dentro de la [End Page 166] tradición heroica de la epopeya; los aspectos de composición del mismo a través del uso de las tiradas; la estructura de la obra; la autoría del autor y la fecha y datación del poema; la diseminación del mismo. … Todo ello, acompañado de sustanciosas notas generales y particulares.

María Rosa Menocal no rehúsa tratar esos problemas en su sintética introducción, pero, consciente posiblemente del público lector potencial de la edición de Penguin, traslada aspectos del poema como la datación, autoría o estructura a la periferia de su estudio introductorio. Con ello consigue...

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