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  • Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700):“El amante máS fino de nuestra patria”1
  • Rolena Adorno

“El amante más fino de nuestra patria” es el juicio pronunciado por Carlos de Sigüenza y Góngora, el polígrafo novohispano, al referirse no a uno de sus compatriotas sino a un súbdito inglés: el ministro anglicano y compilador de relaciones de viajes de exploración y conquista, Samuel Purchas (1577-1626): “ya fue empeño de Samuel Purchas, de nación inglés, en sus Peregrinaciones del Mundo [debe decir: Purchas, sus peregrinos] (tom. 3, lib. 5, cap. 7) donde, con individuas y selectísimas noticias, recopiló cuanto pudiera expresar en esta materia el amante más fino de nuestra patria” (Sigüenza y Góngora, Teatro, 181-82). ‘Esta materia’ consistía en exposiciones en prosa e imágenes que narraban la historia de los emperadores aztecas y ofrecía descripciones de las instituciones y costumbres mexicanas (Purchas, t. 15, 412). Sigüenza enfatizó su propia dedicación a esos estudios en su Noticia chronológica de los reyes, emperadores, gobernadores, presidentes y virreyes de esta nobilíssima civdad de México (c. 1680): “Nunca desistiré del conato que en esto pongo cuando siempre me ocupo en investigar lo que en algún tiempo puede ser que se repute útil, supuesto que (ignoro la causa) en investigar con curiosidad nuestras historias domésticas, no sólo no hay aplicación, pero ni aun gana” (Bryant 236n5). Al quejarse de la indiferencia de sus compatriotas, reconoce la participación de extranjeros en el proyecto de recuperación y esto, en sí, subraya la prioridad que tales empresas deben tener para él y sus compañeros novohispanos en servicio de su patria. Su propio empeño es evidente desde su poema “sacro-histórico”, Primavera indiana, de 1668, hasta su Libra astronómica y filosófica de 1691, no olvidando otras obras suyas que, por falta de recursos, no llegaron a la imprenta.

En esta oportunidad utilizo el epíteto, “el amante más fino de nuestra patria”, para referirme al mismo Sigüenza, y tomo como enfoque Teatro de virtudes políticas que constituyen a un príncipe publicado en México en 1680. Mi tesis es que el [End Page 11] estudio de antigüedades mexicanas tomó en su momento una nueva dirección: trascendió el interés en estudiarlas para suplantarlas con las cristianas, que había sido el propósito principal de semejantes investigaciones desde la obra de fray Ramón Pané. Con Sigüenza y Góngora comenzó el estudio académico, no exclusivamente pragmático, de las antigüedades americanas en México.2 Esta es una transformación revolucionaria y subversiva que Sigüenza lleva a cabo honrando a la dinastía azteca y otorgándole gran dignidad histórica en un espectáculo público sin precedente. Con derecho podemos denominarle a Sigüenza uno de los padres de los estudios anticuarios americanos y así, uno de los padres de su patria. “Padre de la patria” es uno de los epítetos con que Sigüenza elogia al nuevo virrey; por la originalidad de su contribución veremos que es pertinente al mismo criollo novohispano. En la historia de la cultura virreinal española su obra fue de una resonancia cuyos ecos se oían todavía dos siglos después de su muerte. En ese sentido sirvió no sólo a la patria sino también, al preservar sus bienes, al patrimonio de la humanidad.

Covarrubias define la patria como: “La tierra donde uno ha nacido. Es nombre latino patria. Compatriota, el que es del mismo lugar” (857). De los tres conceptos relacionados, regnum, patria, terra, en la España medieval, patria se distinguía del Estado (regnum, reino), para enfatizar el territorio (terra, patria) (G. de Valdeavellano 188, 411). Para la relación entre el escritor y la patria, podemos recordar que el Inca Garcilaso de la Vega inauguró la Primera parte de los Comentarios reales de los Incas anunciando su deuda con la suya: “forzado del amor natural de la patria, me ofrec...

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