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Reviewed by:
  • La soberanía del defecto: legado y pertenencia en la literatura latinoamericana contemporánea by Saraceni, Gina
  • Wesley Costa de Moraes
Saraceni, Gina. La soberanía del defecto: legado y pertenencia en la literatura latinoamericana contemporánea. Caracas: Equinoccio, 2012. 198pp.

Los legados son indispensables e inevitables en la vida y en la literatura. Sobre esto trata La soberanía del defecto. Con un tono poético pero desplegando rigor académico, la crítica literaria Gina Saraceni, quien además es poeta laureada, analiza en este libro cómo las obras literarias ensamblan el rescate y la recreación de las herencias. Al legatario, sostiene la autora, no le corresponde mantener incólume aquello que recibe, “sino interrumpirlo, ejecutarlo, traicionarlo, transformarlo, como un modo de serle fiel” (14).

Saraceni postula que los legados nos son transmitidos independientemente de nuestra voluntad. No se ocupa la autora de definir a qué tipos se refiere específicamente, o de ubicarlos en un mapa, pero sí los agrupa como: históricos, culturales, lingüísticos, memoriales, materiales, genéticos. En cualquiera de los casos, señala, el legado simultáneamente se resiste a y reclama ser [End Page 437] accedido y reformulado, lo cual crea un espacio de tensión y de ricas posibilidades literarias en una “zona defectuosa” (13). El más importante legado que se hereda, por lo tanto, es aquel que todavía no se ha pensado o dicho, y que también forma parte de algo que al heredero poco a poco se le vuelve tangible. Quiere decir que por más original que parezca una obra, ninguna lo es en un sentido integral, ni tampoco sus personajes o la trama, y aún menos la lengua, puesto que cada cual conserva múltiples y distintas incidencias luminosas de las múltiples herencias que giran a su alrededor. Esto, desde luego, es ampliamente conocido. De hecho, Mario Vargas Llosa en Cartas a un joven novelista sostiene que “en toda ficción, aun en la de imaginación más libérrima, es posible rastrear un punto de partida, una semilla íntima, visceralmente ligado a una suma de vivencias de quien la fraguó.”

Para ejemplificar esta lectura, detengo la mirada en el momento en el que Saraceni aplica su teoría al ensayo de viaje “Alicante, 84,” de la escritora argentina Matilde Sánchez. Hija de inmigrantes españoles que huyeron de la dictadura franquista, en dicho ensayo Sánchez relata su viaje familiar de regreso a España, décadas después. El estar en un espacio ajeno le ofrece a la narradora la posibilidad novedosa de sumergirse en lo más propio y, en consecuencia, a re-procesar la herencia de sus progenitores – genética, lingüística, histórica, cultural, de conducta. Al procesar su legado múltiple, la narradora lo combina con sus vivencias como argentina, las cuales constituyen su presente y su pasado, una memoria viva que se desborda en un permanente devenir. Al emprender un viaje de vuelta a Andalucía, es difícil reconocer a los padres de Sánchez en un medio que ya no es el suyo. La lengua en un ambiente moderno y extraño, quizá su última esperanza de comodidad, también les causa extrañeza, pues ha cambiado en léxico y velocidad, volviéndose mucho más ágil. Como el punto de origen ha cambiado radicalmente, lo de antes es ahora una memoria fosilizada y defectuosa, pero tampoco puede desecharse.

Siguiendo este recorrido, el defecto, un término clave para Saraceni, no se refiere a la memoria propiamente, la cual muy bien se podría concebir como un pasado preservado en el ámbar más cristalino. El defecto se codifica en la necesidad de intervención, en el desasosiego que exige una re-lectura impostergable. Por lo tanto, Saraceni observa cómo el ensayo desabrocha múltiples ángulos de herencia – sensorial, psicológica, lingüística –, lo que a la vez desata un proceso de re-significar la memoria. Para la madre, a diferencia de lo que ocurre con el padre, eso hace que el presente se vuelva soportable. Se construye, entonces, un nuevo legado a cada segundo...

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