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Reviewed by:
  • Amar su propia muerte by Juan de Espinosa Medrano
  • Javier Lorenzo
Espinosa Medrano, Juan de. Amar su propia muerte. Ed. Juan M. Vitulli. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana-Vervuert/Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2011. 185 pp.

El interés que desde hace ya casi dos décadas viene generando el estudio del barroco como fenómeno transatlántico ha suscitado nuevas propuestas analíticas que han contribuido a cuestionar los rígidos presupuestos disciplinarios y geográficos que gobiernan el hispanismo y a corregir nuestra comprensión de la cultura hispánica como un ente jánico, dividido entre dos orillas. En el ámbito estrictamente literario, este cambio en el paradigma analítico ha resultado en una proliferación de estudios que han puesto de relieve la contribución al corpus poético y dramático de figuras como la del letrado cuzqueño Juan de Espinosa Medrano, el Lunarejo, cuyo Apologético a favor de don Luis de Góngora (1662) es bien conocido para los estudiosos de la obra del autor del Polifemo y las Soledades. La obra dramática del Lunarejo, menos divulgada, ha venido circulando hasta ahora en misceláneas y antologías del teatro colonial que o bien ofrecen versiones parciales y poco fiables de los textoso o carecen del aparato crítico necesario para una lectura cabal de los mismos. Esta circunstancia motiva la edición que Juan Vitulli ha preparado de Amar su propia muerte, comedia de tema bíblico que ha sido hasta la fecha objeto “de escasos asedios críticos e interpretativos” (45) por parte del estamento académico.

El texto de Amar su propia muerte que Vitulli presenta al lector utiliza como modelo la versión transcrita de la comedia copiada por el jesuita peruano Rubén Vargas Ugarte y publicada por entregas en la Revista de la Universidad Católica del Perú entre 1932 y 1934. La copia de Vargas ofrece, a fecha de hoy, la versión más fiable de la comedia, ya que el manuscrito de base consultado por el jesuita desapareció en el incendio que arrasó la Biblioteca Nacional de Lima en 1943. Con esta decisión de regresar al texto transcrito por Vargas, Vitulli se distancia conscientemente de ediciones previas de Amar su propia muerte que reproducen con escasas variantes la segunda versión de la comedia que Vargas publicó en 1943, que prescinde de trescientos versos al final de la jornada segunda y divide el texto en escenas, alteraciones que no serían rectificadas hasta que Ricardo Silva-Santisteban [End Page 211] reedita la comedia dentro del segundo tomo de su Antología general del teatro peruano (Lima, 2000).

El prólogo que precede al texto de Amar su propia muerte es, sin duda, una de las aportaciones más estimables de esta edición de Vitulli. En él se alerta al lector, en primer lugar, sobre ciertos prejuicios indigenistas que desde finales del siglo XIX, y a través principalmente de los escritos biográficos de Clorinda Matto de Turner, han venido imponiendo una imagen idealizada del Lunarejo como hijo precoz de “las vírgenes selvas del Perú” que supo aunar en su persona lo más selecto de la cultura europea con las tradiciones incaicas. Esta imagen es el resultado, como Vitulli señala, de la adhesión de los biógrafos a los lugares comunes de la retórica e ignora o minimiza el complejo lugar que Espinosa Medrano ocupa como letrado, religioso y coleccionista dentro de la ciudad virreinal, perfil éste que obliga necesariamente a extender la mirada más allá de “las vírgenes selvas del Perú” donde el autor supuestamente se crió.

Parte de este esfuerzo por ensanchar y redefinir la imagen del Lunarejo queda reflejado en las páginas del prólogo que Vitulli dedica a examinar la familiaridad del autor con la comedia áurea y a analizar el trazo gongorino de su escritura. El comentario minucioso que Vitulli hace de escenas y personajes en relación a los cánones compositivos del gongorismo y a las convenciones de la comedia sacra barroca pone claramente de manifiesto la huella que impone en el texto...

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