Abstract

El actor argentino Ricardo Darín es indiscutiblemente la cara más conocida del cine de su país. Su personalidad pública es un retrato compuesto por elementos intrafílmicos y extrafílmicos, y se caracteriza principalmente por presentarse como una imagen del argentino medio, del hombre de la calle que opina sobre los problemas sociales de su país, interpelando directamente al poder político desde tribunas mediáticas controvertidas. Este artículo analiza cómo estos factores contribuyen a dar forma al papel del Padre Julián en Elefante blanco (Pablo Trapero, 2012) y cómo, a su vez, la marca de celebridad creada por Darín interactúa con la figura histórica del Padre Carlos Mugica y con el trabajo de los curas villeros en las villas de emergencia que la película describe. Al igual que el sacerdote a quien representa en la película, el actor habita el espacio entre lo ordinario y lo excepcional, entre la vida privada cotidiana y la actuación como figura pública. Dada la casi total ausencia de estudios sobre el estrellato y el trabajo actoral en el cine latinoamericano, este artículo se apoya en textos teóricos referentes a Hollywood, complementándolos con entrevistas con Darín y estudios sociológicos y periodísticos sobre el trabajo de los curas villeros en Argentina.

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