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  • Las mujeres y la dramaturgia mexicana del siglo XX: Aproximaciones críticas ed. by Claudia Gidi and Jacqueline Bixler
  • Regan L. Postma
Gidi, Claudia y Jacqueline Bixler,. coordinadoras Las mujeres y la dramaturgia mexicana del siglo XX: Aproximaciones críticas. México, DF: El Milagro, Universidad Veracruzana, Universidad de Sonora, Universidad de Virginia Tech, 2011: 304 pp.

Las mujeres y la dramaturgia mexicana del siglo XX ofrece un panorama amplio de las contribuciones teatrales de las mujeres mexicanas poco estudiadas del [End Page 216] último siglo. La antología, coordinada por Claudia Gidi de la Universidad Veracruzana y Jacqueline Bixler de la Universidad de Virginia Tech, fue un proyecto binacional por académicos de los dos lados de la frontera. Los ocho capítulos recuperan datos históricos teatrales y ofrecen perspectivas críticas sobre la obra de estas mujeres; en conjunto crean una rica historia de la dramaturgia femenina mexicana que no se ha visto en esta extensión y profundidad anteriormente.

Organizado cronológicamente, el primer capítulo, de Olga Martha Peña Doria, considera la dramaturgia femenina mexicana desde 1900 a 1940. Después de establecer un trasfondo histórico, la autora señala cómo el espacio teatral cambió para las mujeres en aquellas décadas de un espacio de conformación a uno de transformación social que incluso influyó en la lucha social fuera del contexto teatral. Como ejemplo, la autora cita la obra de Catalina D’Erzell, Amalia de Castillo Ledón y María Luisa Ocampo, entre otras. En el segundo capítulo, Nidia Vincent analiza la breve farsa El príncipe azul Cucú de los años 1960 de la escritora y pintora surrealista Leonora Carrington, quien era de origen inglés y vivió desde joven en México. La obra de Carrington contiene imágenes surrealistas, tales como el pájaro, el huevo y la araña, que según Vincent merecen una interpretación simbólica dentro del entorno vanguardista.

El tercer capítulo se centra en el género de la pieza que la famosa escritora y profesora Luisa Josefina Hernández y su maestro Rodolfo Usigli acuñaron. En éste, Consuelo Garrido, ex-alumna de Hernández, explica cómo la pieza entra en el sistema de clasificación teatral manejado por teóricos como Eric Bentley. Además de compartir la tabla periódica de elementos dramáticos de Hernández, Garrido utiliza dos obras de la autora y otra del dramaturgo norteamericano Eugene O’Neill para así ejemplificar la pieza. Dahlia Antonio Romero, en el cuarto capítulo, retoma una obra bastante conocida, El eterno femenino de Rosario Castellanos, y ofrece un análisis crítico sobre el uso del añejo género teatral de la farsa en ésta. Apoyándose en las teorías de Mijail Bajtín, Romero sugiere que la dramaturga se aprovecha de la antigua tradición de la risa para inspirar a las mujeres a liberarse del discurso patriarcal e imaginar posibilidades distintas. En el quinto capítulo, David Olguín indaga el por qué del temprano silencio dramatúrgico de Elena Garro. Por medio de un recorrido de su vida y obra el investigador señala algunas de las posibles razones por las cuales la famosa escritora dejó de escribir teatro a una temprana edad (escribió sus 15 únicas obras teatrales de 1954 a 1958) y asimismo los motivos por los cuales su obra no ha tenido las publicaciones ni las puestas en escena como se hubiera esperado.

Los últimos tres capítulos se enfocan en las décadas recientes de la dramaturgia mexicana femenina. Claudia Gidi comparte su lectura detenida de Feliz nuevo siglo, Doktor Freud de Sabina Berman, comenzando con la teoría freudiana de la histeria femenina y el caso histórico de Dora en el cual se basa la obra de Berman. Gidi considera varias técnicas de Berman utilizadas para cuestionar condiciones sociales, entre estas: la fragmentación, la focalización (término que presta de la [End Page 217] narrativa) y la risa. En quizás uno de los capítulos más fascinantes del volumen, Jacqueline Bixler comenta el...

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