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Reviewed by:
  • Jerzy Grotowski. Miradas desde Latinoamérica ed. by Domingo Adame and Antonio Prieto Stambaugh
  • María Gabriela Solano-Solano
Adame, Domingo coordinador y Antonio Prieto Stambaugh, editor. Jerzy Grotowski. Miradas desde Latinoamérica. Xalapa, Veracruz: Dirección General Editorial, 2011: 172 pp.

El homenaje rendido en el 2009 por la UNESCO para conmemorar el décimo aniversario de la muerte del maestro polaco Jerzy Grotowski es el evento que impulsa la publicación del libro Jerzy Grotowski. Miradas desde Latinoamérica. El esmero dedicado a la edición de este texto por parte de Domingo Adame—coordinador—y de Antonio Prieto Stambaugh—editor—se destaca no sólo en el orden de los ensayos elegidos sino por el contenido. Al inicio se reconoce la imposible tarea de presentar una compilación de Grotowski en Latinoamérica, pero sí se ve la posibilidad de proyectar su obra desde Argentina, Cuba, Brasil y México, por ser países más comprometidos y valiosos en el impulso de nuevas técnicas teatrales en el resto de los escenarios latinoamericanos y por contar con seguidores identificados con la obra grotowskiana.

Por ejemplo en Argentina, Jorge Dubatti establece cierta relación, desde la perspectiva de la Filosofía del teatro, entre la teoría del actor propuesta por Eduardo Pavlosky y Ricardo Bartis y la concepción grotowskiana del trabajo del actor, mientras en Cuba, Ileana Azor identifica a Vicente Revuelta y su particular laboratorio Los doce. En cuanto a Brasil, André Carreira encuentra una conexión con Zé Celso y su grupo de teatro Uzina-o-Zona en los años ochenta; Cacá Carvalho, quien en los años noventa participa en el Centro di Lavoro di Jerzy Grotowski, y por último Luis Otávio Burnier y su grupo de teatro LUME. Finalmente, en México Ricardo García Arteaga y Rubén Ortiz establecen la influencia de Grotowski en Nicolás Nuñez (director del Taller de Investigación Teatral de la UNAM) y Jaime Soriano, asociado con Nuñez y en otras ocasiones independiente. Aparte de señalar los responsables de acoger las enseñanzas grotowskianas en cada país, en la mayoría de los ensayos también aparece repetidamente el nombre de Eugenio Barba como el responsable de fomentar la obra de Grotowski en Latinoamérica y el hombre de confianza del director polaco para que sus ideas traspasaran la cortina de hierro durante la guerra [End Page 211] fría. Asímismo, este impulsor y confidente de Grotowski fue hábil para conectar y convencer a quienes ansiaban novedades para el teatro.

A pesar de este recuento sobre los seguidores de Grotowski en Latinoamérica, existe la preocupación de la omisión de la obra grotowskiana en seminarios universitarios y escuelas superiores de teatro, como también la falta de conocimiento o reconocimiento de quienes atraídos por las ideas de Grotowski han fomentado la transformación permanente del teatro y del ser humano mediante la transculturación y la creatividad.

Grotowski abandonó el escenario después de un total de 40 años en la búsqueda del “acto total”. Al mismo tiempo queda claro que sus mayores intereses se basaban, primero, en crear una nueva mirada del interior de uno mismo (para poder ver mejor el exterior) y, luego, en entender que la riqueza del teatro se encuentra en lo que pasa entre actor y espectador, debido a la interacción entre ambos, en un espacio común, produciendo otras realidades; por tanto el espectador deja de ser un voyeur para convertirse en testigo. De esta manera, ya para los últimos 15 años de su trabajo, Grotowski usaba los términos “actuante” y “testigo” en vez de actor y espectador.

Más en concreto, toda su obra obtiene más sentido hacia el final del texto, ya que se revela que su Hacia un teatro pobre no es más que la primera parte de esos 40 años y que para conocer mejor su obra es necesario continuar con lo que viene después: “Teatro de Participación”, “Teatro de las fuentes” y, para los últimos quince años, el proyecto...

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