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Reviewed by:
  • Ocho veces Luis Rafael Sánchez ed. by Rita De Maeseneer y S. Mercado Rodríguez
  • Brigitte Adriaensen
Rita De Maeseneer y S. Mercado Rodríguez, eds. Ocho veces Luis Rafael Sánchez. Madrid: Verbum, 2008.

Ocho veces Luis Rafael Sánchez es una pieza ‘à quatre mains’, en la que de Maeseneer y Mercado Rodríguez ofrecen ocho ensayos sobre las primeras dos novelas publicadas de Luis Rafael Sánchez, La guaracha del Macho Camacho (1976) y La importancia de llamarse Daniel Santos (1988). El objetivo consiste según los mismos autores en “ampliar y problematizar la imagen de Luis Rafael [End Page 278] Sánchez, a veces demasiado asociado con la oralidad y la cultura popular” (14). Aunque no son tantas las ocasiones en las que efectivamente se cuestiona o problematiza esta imagen estereotipada del autor puertorriqueño, es innegable que este estudio consigue abrir vías nuevas y ampliar los enfoques ya conocidos hacia terrenos a veces insospechados, lo cual le otorga una frescura y una validez incontestables.

El análisis consta de tres partes: se abre con dos ensayos sobre La guaracha del Macho Camacho, luego siguen cuatro artículos dedicados a La importancia de llamarse Daniel Santos, y finalmente se incluyen dos ensayos que abordan una perspectiva más bien global. En el primer trabajo, de Rita de Maeseneer, se hace más palpable el propósito de problematizar la imagen de Sánchez como autor popular. La autora estudia el lugar de la Literatura, con mayúscula, en La guaracha, y demuestra que el texto pulula de citas de autores canonizados, como Lope de Vega, Ernesto Sábato, o el puertorriqueño Luis Palés Matos. De Maeseneer a veces se convierte en una especie de detective policial, desvelándonos fragmentos de su correspondencia electrónica con otros críticos o sus conversaciones con el autor para rastrear o comprobar la procedencia exacta de ciertos pasajes. A pesar de verse rodeado de un aura de plebeyo, héroe popular y escritor de las masas, concluye la autora, Sánchez no desiste a la tentación de mostrarse a la altura de los demás comensales del “banquete de la civilización” (35).

El segundo ensayo, escrito por de Maeseneer, y una tercera autora, Carmen Ana Pont, es sin duda uno de los análisis más sugerentes del libro, a pesar de que confirma, y no problematiza, la imagen de Sánchez como autor asociado con la oralidad y la cultura popular. Partiendo del “iconotexto”, término usado para designar la asociación intrínseca entre texto e imagen, las autoras estudian la relación entre La guaracha del Macho Camacho con la portada de su segunda edición en Cátedra, un cartel elaborado por el artista puertorriqueño José Rosa en ocasión de su exposición en 1977. El pintor es revelado como uno de los críticos más perspicaces de la obra de Sánchez, que ya en 1977 consiguió plasmar los aspectos principales de la novela en ese cartel.

En “Música y memoria en La importancia de llamarse Daniel Santo”, Mercado Rodríguez retoma el relevo. Después de exponer detalladamente varias teorías sobre la ficción musicalizada, intenta localizar la segunda novela del Sánchez y las “novelas bolero” en general con respecto a este paradigma. El autor muestra convincentemente cómo la novela bolero latinoamericana, y La importancia de llamarse Daniel Santos en particular, contribuyen a confirmar una identidad latinoamericana, y no tanto nacional puertorriqueña, a través de su apelación a un imaginario ya compartido, gracias al mercado globalizado que se esmeró en exportar el bolero a todas partes del mundo.

En “La reescritura de la ficción fundacional en La importancia de llamarse Daniel Santos”, Mercado Rodríguez amplía su argumento anterior, alegando que la novela de Sánchez es otro ejemplo más de las ficciones fundacionales estudiadas por Doris Sommer en Foundational Fictions. Destacando la intertextualidad en la novela [End Page 279] con textos como la María de Isaacs y, de manera algo más forzosa, Doña Bárbara de Gallegos, el autor indica...

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