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  • Líneas de fuego. Género y nación en la narrativa española durante la Guerra Civil
  • Daniel Arroyo-Rodríguez
González-Allende, Iker. Líneas de fuego. Género y nación en la narrativa española durante la Guerra Civil. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, S.L., 2011. 258 pp.

Líneas de fuego (2011), de Iker González-Allende, supone una valiosa contribución a los estudios de género y de la guerra civil española (1936–39), particularmente en el contexto de la recuperación de la memoria histórica que tiene lugar actualmente en España. Esta obra explora cómo, a pesar de los avances sociales que se experimentan en España durante la Segunda República (1931–39), la construcción de la nación en un conjunto de obras literarias afines al bando sublevado y a la República pone de relieve una concepción análoga del género sexual. Esta cuestión, si bien no supone una variable significativa para el estudio de la literatura vinculada al bando rebelde, abre una nueva línea de interpretación en el análisis de la literatura republicana, ya que contradice los principios de igualdad de género que promueve este orden político. Para ello, González-Allende explora once obras literarias que, más allá de las visiones nacionalistas que avalan, ilustran una serie de coincidencias entre los modelos de Estado y nación que proponen.

El autor centra su análisis en figuras que determinan la estructura de los cinco capítulos de esta obra: la madre, la novia, la enfermera, el soldado y el enemigo. González-Allende recurre a estos personajes porque “su análisis posibilita un mejor entendimiento de la interrelación entre el género y las ideologías nacionales” (35). En este estudio, el autor integra de una forma accesible las obras críticas de autores como Eric Hobsbawn, Benedict Anderson, Julia Kristeva o Elaine Showalter. Este marco teórico se complementa con el análisis de algunos de los estudios historiográficos más significativos para comprender la guerra civil, entre los que se encuentran las obras de Juan Pablo Fusi y Juan Sisimio Pérez Garzón.

El primer capítulo estudia la representación de la madre en la novela Una mujer sola (1939), de la falangista Ana María de Toronda, y Su línea de fuego (1938–40), del republicano Benjamín Jarnés. En estas novelas, las madres motivan a sus hijos a tomar parte en el conflicto, aún cuando expresen el deseo contrario. En esta dicotomía entre el deseo de la madre y el imperativo de la guerra prevalece este último, exaltando la abnegación de la primera como modelo de sacrificio que exige la nación.

El segundo capítulo explora la representación de la novia en Retaguardia: imágenes de vivos y de muertos (1937), de la falangista Concha Espina, y Río Tajo (1938), del comunista César M. Arconada. Ambas obras se ajustan a “una feminidad tradicional, basada en la belleza, la castidad y la pureza, eliminándose el deseo sexual o el placer físico” (36). En ambos casos, la novia se representa como una figura débil que necesita protección, pero que mantiene su entereza cuando tiene que cuidar al novio herido o cuando lo motiva para regresar al frente de batalla. Más aún, tanto la novela de Espina como la de Arconada comparten una misma concepción de la reproducción nacional en la que el matrimonio constituye un símbolo del porvenir de España, similitud que abrevia la división ideológica entre ambos autores.

González-Allende completa su discusión sobre la representación de la mujer en el capítulo tercero, en el que trata la figura de la enfermera en Mientras allí [End Page 586] se muere (1938, 1941), de la republicana Ernestina de Champourcín, y Así empezamos: memorias de una enfermera (1939), de la carlista María Rosa Urraca Pastor. Esta figura se ajusta al modelo normativo de la “mujer que se entrega...

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