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YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY LA ECONOMÍA DE LOS DESPOJOS TEATRALES: REUTILIZACIÓN Y DISPUTAS IGNACIO LÓPEZ ALEMANY MUCHO se ha andado en los últimos años en la investigación de la preparaci ón de la fiesta en materia de contratos, pagos, permisos, etc. Tambi én hemos avanzado notablemente hacia un mayor conocimiento de aspectos fundamentales de la sociología y economía de la comedia, muy especialmente de la que se representaba en el corral. No obstante, aún queda prácticamente todo por saber acerca de lo que pasaba el día después. Una vez concluida la fiesta, ¿qué se hacía con todo lo comprado?, ¿qué con lo construido?, ¿quiénes se beneficiaban de todos aquellos restos de pintura, telas, alfombras, cera, clavos, maderas, hilos, alambres, papeles, etc.? En este breve artículo trataré de dar algunas respuestas a estas preguntas con la ayuda de nuevos documentos encontrados en el archivo de la Villa de Madrid (AVM) y otros ya publicados anteriormente en la serie “Fuentes para la historia del teatro en España” que dirigiera John Varey y cuya labor continúa hoy Charles Davis. Por la complejidad y variedad del tratamiento de estos desperdicios en los corrales y la dispersi ón de esta documentación, para esta nota me centraré únicamente en aquellas celebraciones llevadas a cabo en presencia del Rey, bien en el interior del Coliseo del Buen Retiro o como en los autos sacramentales , en calles y plazas públicas. Tal vez el caso de aprovechamiento de materiales de comedias más conocido sea el de los “trajes de representar” empleados por las compa- ñías en el Salón Dorado del Alcázar madrileño, en el Coliseo del Buen Retiro y en el palacio de Aranjuez. Los testimonios de la costumbre de donar a los actores las ropas con que representaban son abundantes tanto en la documentación como en la literatura de la época. Entre ellos es YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY 107 clásico el episodio en el cual Don Quijote y Sancho se encuentran en el camino con la compañía de Angulo el Malo (II, 11; 115): El que guiaba las mulas y servía de carretero era un feo demonio. Venía la carreta descubierta al cielo abierto, sin toldo ni zarzo. La primera figura que se ofreció a los ojos de don Quijote fue la de la misma Muerte, con rostro humano; junto a ella venía un ángel con unas grandes pintadas alas; al un lado estaba un emperador con una corona, al parecer de oro, en la cabeza; a los pies de la Muerte estaba el dios que llaman Cupido, sin venda en los ojos, pero con su arco, carcaj y saetas. Venía también un caballero armado de punta en blanco… Sin embargo, es evidente que los vestidos de esta compañía tendrían poco que ver con los suntuosos trajes de representar empleados en la corte. Así pues, ¿cuál era el valor de estas indumentarias? Para hacernos una idea, el Príncipe de Astillano empleó 277861 reales de vellón en vestir a los actores de Fieras afemina amor cuando festejó a los reyes en 1672. De entre todos ellos destacarían el vestido de Hércules, que costó 1891 reales, y los llevados por Juan Rana y Manuela Escamilla para el entremés de El triunfo de Juan Rana. Al anciano representante se le hizo un vestido consistente en una capa y capote, mangas y calzones anchos, capilla y gorra, todo de felpa plateada de Holanda. Se utilizaron encajes de plata para guarnecer el vestido, el vuelo y las delanteras de dentro de la capa y en la gorra y la capilla. El “buen humor eterno” de su alma, que representaba Manuela Escamilla, era más sencillo, de raso de primavera de Toledo abrocalado, con tafetán encarnado para forro y faltriqueras y ocho docenas de botones de plata y oro falsos, además de un sombrero de color chambergo decorado con cintas de colores (Greer y Varey 53). Estos datos de 277861 reales por el total de los trajes, los 1891 reales del de Hércules o los ricos detalles de algunos...

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