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FALL2006 205 In Memoriam César Campodónico: una pasión teatral irresistible (1929-2005) A veces vivir en Kansas, entre Wichita y Pittsburg, es como vivir en el medio de ninguna parte, en el sentido de que hay informaciones que escapan, en especial las culturales. De las otras, ni hablar, se nos machacan 24/7 al mes. En mi viaje a Uruguay en julio de 2006, al caminar por laAvenida 18 de julio en Montevideo, me impuse accidentalmente de la muerte de César Campodónico, otro de los grandes directores de El Galpón. En su libro El vestuario se apolilló (LATR 34.2, Spring 2001: 206-207), Campodónico, conocido como “El chino” por sus amigos e integrantes del grupo teatral, nos entregó una síntesis de su trayectoria que empezó en 1947, cuando forma parte de El Teatro del Pueblo dirigido por Manuel Domínguez Santamaría. Pero como lo afirmó en el texto citado, “son los hombres y mujeres quienes deciden que una institución sobreviva o no con suprema dignidad, es de ellos, es de nosotros los habitantes de El Galpón, de quienes trata esta historia de artística humanidad” (12). En 1949 es co-fundador de la institución en la cual permanecerá hasta su muerte, el 10 de abril de 2005 debido a un fulminante síncope cardíaco. No uso estas palabras al azar, pues su repentino desaparecimiento impactó no sólo a su familia, sino a toda la nación la cual le rindió un público homenaje en la Cámara de Representantes el martes 17 de mayo, 2005. Quedó inconclusa su versión de Edipo de Sófocles que ensayaba con sus compañeros de ruta. Profesor de geografía, conocía demasiado bien no sólo nuestro territorio latinoamericano, sino sus necesidades sociales y culturales. Se perfecciona en su campo en la Italia de 1956, en que también estudia teatro en la Academia de Arte Dramático Silvio D’Amico. A su regreso comienza a dirigir y a instancias de Atahualpa del Cioppo entrega su versión de El tío Vania de Antón Chéjov. Es en 1963 en los fundadores de El Galpón deciden emprender una campaña económica para comprar una sala acorde a las necesidades del grupo. Decir que el pueblo uruguayo colaboró en la empresa 206 LATINAMERICAN THEATRE REVIEW no es una exageración. Cuando años lo inauguran el 1º de septiembre de 1969, César Campodónico estrena El señor Puntila y su criado Mati de Bertolt Brecht. En 1964 becado por el gobierno francés trabaja en el Teatro Nacional Popular (TNP) creado por Jean Vilar. A su regreso la situación en el país y en el Cono Sur era, para decirlo eufemísticamente, no muy agradable. Durante la dictadura, estrenan Heredarás el viento y Pluto de Aristófanes, ambas con un subtexto en que la libertad de expresión asoman indirectamente. Cuando en 1976 es detenido por algunos meses, César emprende el exilio hacia Buenos Aires. El 6 de mayo de ese año, el gobierno clausura El Galpón y arrasa con el inmueble de 18 de julio 1618. Luego debe abandonar Argentina cuando Videla toma el poder, y se dirige hacia México donde están sus compañeros de labor. Allí monta Prohibido Gardel de Pedro Orgambide a la cual tuve ocasión de asistir durante la Conferencia de Literatura Chilena en el Exilio en 1978, realizada en Ciudad de México. De regreso al terruño en 1984, César Campodónico, Atahualpa del Cioppo y Rubén Yánez, en audiencia con el presidente Julio M. Sanguinetti, solicitan la devolución del inmueble, el cual es devuelto a sus propietarios reales. En mayo 11 de 1985, El Galpón reabre sus puertas y César Campodónico dirige Voces de amor y lucha (colectivo), Artigas, general del pueblo de Yáñez y Schinca y Las brasas de la tierra Juan Rulfo y El Galpón). Su última dirección, para abreviar esta nota, es el año 2004 con Las vacas gordas de...

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