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Reviewed by:
  • Cuban Fiestas
  • Miguel González-Abellás
González Echevarría, Roberto . Cuban Fiestas. New Haven: Yale UP, 2010. Pp. 340. ISBN 978-0-30016-706-1.

En Cuban Fiestas, Roberto González Echevarría hace gala de su amplio conocimiento literario, que abarca desde el Siglo de Oro español hasta la literatura cubana contemporánea (incluyendo su nueva orientación hacia la cultura popular), para observar cómo se representan las fiestas cubanas, en muchos casos estructuradas alrededor del calendario católico, en novelas, películas, cuadros e incluso deportes (el béisbol) relacionados con Cuba. El libro se estructura en siete capítulos, cada uno en torno a un aspecto particular y dividido a su vez en secciones, de las cuales la última se aleja del estudio objetivo y se centra en una experiencia personal del autor que se relaciona con el tema del capítulo, lo que le confiere a la obra un tono nostálgico y más personal de lo que ocurre en otras obras de este crítico.

El primer capítulo ofrece el marco del estudio, que incluye la definición de "fiesta", para la que el autor se basa tanto en las de distintos diccionarios de la lengua inglesa (se hace hincapié en el hecho de que el término, aunque con una connotación particular, ha sido introducido ya en esa lengua), como en los valores tradicionales que él ha experimentado y que se observan en estudios no solo de críticos literarios, sino también de sociólogos y antropólogos. De hecho, aunque se centra en Mijail Bajtín, con sus ideas en torno a la narrativa y al carnaval, también recurre en menor medida a C. L. Barber, Claude Lévi-Strauss, e incluso a estudiosos cubanos como Fernando Ortiz o Lydia Cabrera. Para González Echevarría, la complejidad de la fiesta hace que no se ajuste a un campo teórico en particular, y, por ello, este autor usa los conceptos teóricos que le convengan en cada caso concreto, para evitar ajustarse a una visión excesivamente académica y matar el espíritu festivo de la fiesta, es decir, para no convertirse en un aguafiestas.

El segundo capítulo se centra en el papel que la música y el baile tienen en el siglo XIX cubano, y su representación en dos novelas: Francisco, de Anselmo Suárez y Romero y, especialmente, Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde. En ambas obras, enmarcadas dentro del costumbrismo y del romanticismo, y producto de la tertulia literaria de Domingo del Monte, el autor emplea las fiestas como punto de partida para estudiar la complejidad racial y social de la Cuba de mediados del siglo XIX, con lo que este libro contribuye significativamente al cada vez mejor estudiado campo de la literatura sobre la esclavitud en la isla. Este mismo tema de la tradición afrocubana decimonónica continúa en el capítulo siguiente (el tercero), si bien ahora González Echevarría salta de la narrativa a la pintura, analizando tres imágenes que representan el "Día de los Reyes", celebración suspendida a finales del siglo XIX (tras la abolición de la esclavitud) por las autoridades isleñas. Este capítulo, junto con el anterior, pone de relieve el sincretismo cultural que ocurría en la isla a través de fiestas originalmente europeas y católicas, pero que habían sido adaptadas por los afrocubanos para darles una esencia diferente, realmente cubana.

En el capítulo cuarto, tenemos un regreso a la narrativa, ahora en la novela del siglo XX, con varios autores, algunos ya parte del canon literario cubano, otros todavía buscando entrar en él. El primer tercio del capítulo se centra en Alejo Carpentier, cuya obra el autor conoce muy bien. De nuevo, la presencia afrocubana en la obra de Carpentier es el elemento que sirve de conexión con los capítulos anteriores, si bien hacia el final del capítulo se analizan otros temas, como la revolución y las cuestiones de género sexual, en la obra de Severo Sarduy...

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