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  • Por las tierras de Colón de Guillermo Schmidhuber, en el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami
  • Luis F. González-Cruz

El Festival Internacional de Teatro Hispano cumplió en 2010 un cuarto de siglo de existencia. Bajo la experta dirección de Mario Ernesto Sánchez, patrocinado por Teatro Avante y varias fundaciones e instituciones, este año el Festival homenajeó a México. De las catorce puestas en escena (Argentina, Brasil, Chile, España, Estados Unidos, México, Puerto Rico y Uruguay), sin duda la más sobresaliente fue Por las tierras de Colón (Premio Letras de Oro, 1987), del autor mexicano Guillermo Schmidhuber de la Mora, que montó Teatro Avante de Miami y dirigió Mario Ernesto Sánchez. La acción ocurre en Colombia durante el notorio "Bogotazo" (1948), desencadenando por el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. Una famosa actriz llega con su esposo, también actor, al teatro donde va a presentarse una obra en la cual ambos actuarán, momentos antes de que ocurra el incidente, y se ven obligados a permanecer encerrados en aquel sitio por más de 30 horas. Las observaciones de carácter político sobre América Latina, los juegos dramáticos entre actriz y actor, la irrupción de un capitán del ejército al cual el director del teatro (un liberal) da muerte (al final) en escena, y el conflicto amoroso de la pareja, componen la obra. La esencia del mensaje que nos da Schmidhuber se resume en unas sentencias que pronuncia el director y abrevio a continuación: "Ya no somos tan jóvenes. Quizás ya hemos entrado en la vejez sin nunca alcanzar la plenitud. Todas las revoluciones irán al fracaso porque no basta el bolivarismo. Tenemos que inventar, no imitar. El sueño de Bolívar no ha pasado de ser una utopía". La riqueza imaginativa de la impecable dirección de Sánchez, puso su producción a la altura del mejor teatro representado (en español u otras lenguas) de cualquier gran ciudad. La hermosura de la escenografía de Pedro Balmaseda y Jorge Noa, realzada por un primoroso diseño de luces del propio Sánchez, la música original de [End Page 193] Mike Porcel y, sobre todo, las actuaciones superlativas de Marilyn Romero, en primerísimo lugar, de Julio Rodríguez, Gerardo Riverón, Jorge Luis Álvarez y Carlos Brito, determinaron que — en mi opinión — ésta haya sido la puesta en escena más medular del Festival, en particular, porque no necesitó de artificios ni vanas teatralidades para lograr su cometido: allí no hubo saltos, acrobacias, velos voladores, ni distracción alguna; todo fue concebido en función del rico texto y de las interpretaciones de cada actor, sin descuidar la idea de que se componía en escena una genuina — desgraciadamente pasajera — obra de arte. [End Page 194]

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