Abstract

Utilizing existing research and survey-based data from several studies, this article places the growth of the Mexican origin population in North Carolina in context and shows how it emerged out of historical, social, and economic connections between the U.S. and Mexico. During the 1990s, the North American Free Trade Agreement and the privatization of the Mexican ejido system promoted the migration of Mexicans to the U.S. Changes in the ease and cost of migration due to the enactment of the Immigration Reform and Control Act of 1986 (IRCA86) helped to sustain this flow of immigrants and led them to settle more permanently in the U.S. during the 1990s. IRCA86’s effect on the supply of low-skilled workers in historical gateways states and the rise of anti-immigrant hostility in these states also helped to redirect Mexican migration flows to emerging gateway states. Finally, historical labor market connections between Mexico and the U.S. South, active recruitment of Mexican agricultural workers, and manufacturers’ courtships of Mexican laborers help to explain the settlement of immigrants in North Carolina during the 1990s and 2000s.

Abstract

Utilizando investigaciones existentes y datos de varios estudios basados en encuestas, este artículo sitúa el crecimiento de la población de origen mexicano en Carolina del Norte en contexto y muestra la forma en que surgió de las conexiones históricas, sociales y económicas entre los EE.UU. y México. Durante la década de 1990, el Tratado de Libre Comercio (NAFTA) y la privatización del sistema mexicano de ejidos promovieron la migración de mexicanos a los EE.UU. Los cambios en la facilidad y el costo de la migración debido a la promulgación de la Reforma de la Inmigración y la Ley de Control de 1986 (IRCA86) ayudaron a mantener este flujo de inmigrantes y les permitió asentarse de manera más permanente en los EE.UU. durante la década de 1990. El efecto de la IRCA86 sobre la oferta de trabajadores poco calificados en los estados que históricamente han sido receptores de inmigrantes y el aumento de la hostilidad contra los inmigrantes en estos estados también ayudó a reorientar los flujos de la migración mexicana a los estados que emergían como receptores de inmigrantes. Por último, las conexiones históricas del mercado de trabajo entre México y el sur de los EE.UU., la contratación activa de trabajadores agrícolas mexicanos, y el cortejo de trabajadores mexicanos por parte de los sectores de fabricación ayudan a explicar el asentamiento de inmigrantes en Carolina del Norte durante los años 1990 y 2000.

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