In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

Reviewed by:
  • Thesoro de Varias Poesias
  • Manuel Moreno García del Pulgar
Pedro de Padilla . Thesoro de Varias Poesias. Pról. de Aurelio Valladares. Ed. de José J. Labrador Herraiz y Ralph A. DiFranco. México: Frente de Afirmación Hispanista, 2008. 855 pp. ISBN-978-8-4612-2653-5

El Thesoro de Varias Poesías conoció tres ediciones en Madrid, la primera en 1580, la segunda, después de organizada según generos y formas metrica, en 1587 y la tercera, aunque no se conserva ningun ejemplar, en 1589; ésta, si hubiera existido, parece que fuera idéntica a la segunda; los editores se ocupan de las diferencias entre las ediciones en la Introducción al volumen (26, 842-55). [End Page 235]

Obra importante esta de Pedro de Padilla, aunque no le vendría tanto de la calidad de sus composiciones, como quizás del éxito de ventas que tuvo y la conexión con los gustos poéticos imperantes en la época. Miguel de Cervantes, en su repetida cita, ya lo apuntaría en el "escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la biblioteca de" Don Quijote: después de los de caballería siguen otros "que no deben ser . . . sino de poesía"; entre los que van abriendo y salvando se cuentan: La Diana, de Montemayor, así como la continuación de Gil Polo; El Pastor de Filida, de Luis de Gálvez (Madrid, 1582) y

Este grande que aquí viene se intitula —dijo el barbero—Thesoro de poesías varias.

Como ellas no fueran tantas —dijo el cura—, fueran más estimadas; menester es que este libro se escarde y limpie de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene. Guárdese porque su autor es amigo mío, y por respeto de otras más heroicas y levantadas obras que ha escrito.

(Cervantes 1:120)

La relación personal y literaria de Cervantes y Padilla es de sobra conocida. En la misma línea cervantina de generosidad, como de conocimiento de la poesía de Pedro de Padilla, se mueven los profesores Ralph DiFranco y José J. Labrador ("Tanto monta . . .") cuando nos presentan un nuevo instrumento "a quienes se entretienen con el honrado oficio de estudiar la poesía de los siglos XVI y XVII", a sabiendas de que la obra de Padilla se guía más por el Camino de la complacencia, condescendencia, con el gusto del lector que con la calidad de muchos de sus versos, adelantándose a la sentencia de Lope de Vega: "como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto." Pero no es menos verdad, como dicen los editores: "Sin Padilla en el lugar que se merece, la historia de la lírica áurea queda dislocada e incompleta" (23).

Las ediciones del Thesoro y del MS 1579 de la Biblioteca Real de Madrid, contienen excelentes introducciones, que no son sino condensadas incitaciones a un desarrollo y estudios más amplios para los que, repito, quieran entretenerse en el "honrado oficio de estudiar la poesía de los siglos XVI y XVII", más diría yo: obligado para los que estudien la poesía de cancionero del siglo XV; y ésta no es una idea mía, lo dicen los propios editores: "En los versos de Padilla se junta la larga tradición amorosa cortesana que transmiten el Cancionero general y un sin número de manuscritos e impresos, con la nueva poesía garcilasiana" (23). Mucho se ha señalado tanto de la encrucijada poética en la que nace la obra de Padilla, como del importante papel que jugó su personalidad y creación en la transmisión poética: la reseña de José Manuel Pedrosa al Cancionero autógrafo resume con justicia este punto, así como el de la trayectoria editorial de una veintena de trabajos de ambos profesores, [End Page 236] comprometidos en desenterrar cancioneros de transición entre el Renacimiento y el Barroco.

Puedo corroborar esto puesto que, en mi provecho, me he entretenido en hacer un escrutinio de esas composiciones en las que se estancan los ecos de la poesía de cancionero, y no...

pdf

Share