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  • Caza y castigo de don Jorge frente a Lanzarote y el ciervo de pie blanco:El "fragmentismo" y los "romances-cuento"
  • J. Antonio Cid

Federico de Onís (1885-1966), alumno de Miguel de Unamuno en Salamanca, formó parte de la primera generación de colaboradores del Centro de Estudios Históricos, en la sección de Filología dirigida por Ramón Menéndez Pidal. Junto con Américo Castro, Tomás Navarro y el propio Menéndez Pidal, Onís participó en la primera experiencia colectiva de investigación dialectológica que se desarrolló en España. El objetivo era explorar la vitalidad del leonés en el Norte y el Occidente peninsular, describir sus rasgos y trazar las fronteras del dialecto. En el verano de 1910, después de recorrer varias áreas del oeste y el centro de Asturias, Menéndez Pidal se reunió con sus colaboradores en San Martín de Trevejo, Cáceres, para convivir unos días y unificar criterios. Posteriormente Navarro se encargaría de visitar varios pueblos en Zamora, y Onís varios otros en Salamanca y Cáceres. En 1912 Castro completaría las encuestas en otras áreas de Zamora y León.

Conjuntamente con los datos lingüísticos, los estudiosos tenían el encargo [End Page 61] de recoger romances de la tradición oral. Gracias a ello se incorporaron al Archivo del Romancero formado por Menéndez Pidal junto con su mujer, María Goyri, unas colecciones de gran valor, con versiones registradas en una época en que el Romancero tradicional gozaba de plena vigencia en los medios rurales. En el caso de Onís, las versiones recogidas superaron con creces el centenar de textos, que en una elevada proporción son textos excelentior en el corpus de versiones de cada uno de los temas romancísticos o ballad types documentados en esa área occidental de España.1

Onís recogió versiones de romances en una quincena de localidades, situadas en buena parte en la frontera con Portugal, pero también en el interior de la provincia de Salamanca y en Ávila. Reviste especial importancia la encuesta en el pequeño pueblo de Corporario, Salamanca, muy próximo al puesto fronterizo de Aldeadávila. Según refiere a Menéndez Pidal en carta del 16 de septiembre de 1910, en sólo una tarde y la mañana de dos días después Onís anotó en este lugar media centena de textos que incluyen versiones muy notables de La dama porquera (la más meridional que se conoce), de un tipo especial de La Serrana de la Vera, y de El Conde Niño, La muerte ocultada, El Conde Claros, La Infantina y el caballero burlado, La novia abandonada del conde de Alba, Hermanas reina y cautiva, La apuesta ganada, Sufrir callando, entre varias otras.

En su carta, Onís informa de que toda esta cosecha procedía del repertorio de sólo "dos buenos recitadores de romances", y proporciona una lista con los incipit y una breve indicación del contenido de los primeros veintinueve textos: los recogidos el 15 de septiembre. El tema romancístico que ahora interesa figura en la lista con el numéro 15:

"A caza iba D. Jorge"; le mata un ciervo, y el sobrino le increpa diciéndole que está bien castigado por sus crímenes. [End Page 62]

Tal romance nos es desconocido, tanto en el Romancero viejo como en la tradición oral moderna. Tampoco el texto de la versión de Onís se incorporó al Archivo del Romancero de Menéndez Pidal y Goyri y, en consecuencia, no figura en ningún catálogo íindice de los elaborados por el Seminario Menéndez Pidal, a partir de la década de 1980, ni se alude a él en ninguno de los abundantes estudios sobre el Romancero publicados en los últimos tiempos. Tampoco —hasta donde sabemos—ha reaparecido el romance en ninguna de las varias encuestas romancísticas posteriores realizadas en la provincia de Salamanca después de 1980 y que, en al menos dos ocasiones, incluyeron Corporario entre los puntos encuestados.

Por simple azar, examinando...

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