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EPICA Y ROMANCERO DEL CID Irene Zaderenko Boston University Pocos romances viejos recogen escenas del Poema de mio Cid (PMC).1 En efecto, sólo tres romances desarrollan episodios del único poema épico medieval conservado (casi) en su totalidad en España.2 Esto plantea diversos interrogantes acerca del origen de estos romances y del romancero en general que intentaré analizar en este estudio. El romance que comienza "Helo, helo, por do viene" trata el tema del enfrentamiento del Cid con el rey Bucar, pero el elemento épico ha sido transformado para presentar un episodio en el cual ocupa un lugar importante el tema sentimental.3 En el PMC (w. 2408-2427) se cuenta cómo Ruy Díaz persigue al moro Bucar, quien ha venido de 1 Acerca de los problemas que pLintea la definición de qué es un "romance viejo", véase Giuseppe Di Stefano 1986, 553. En cnanto a los textos mismos, teniendo en cuenta las dificultades que presenta la recolección de textos orales ? los testimonios sobre la intervención de los editores en los romances que lian llegado a nosotros, Ian Michael señala que "[w]hat we have, then, ofthe romances viejos are fossils, re-shaped and even falsified by art poets and fashionable editors" (1996, 97). Un buen ejemplo de esto es la historia de Li transmisión de "Helo, helo, por do viene", el primer texto que vov a analizar. El romance fue recogido en forma completa por la imprenta en el siglo XVI en una glosa que de él hizo Francisco de Lora. De Li glosa de Lora, reproducida en pliegos sueltos, lo tomó Martín Nució para el Cancionero de romaines de Amberes, sin año (ca. 1547), introduciendo en el texto algunos retoques. Esta versión se divulgó ampliamente al ser reimpresa en diversos romanceros. Véase Catalán 2001, 636. " Los tres romances figuran en la colección de FernandoJ. WoIfy Conrado Hofmann; son el n° 55 "Helo, helo, por do viene el moro por la calzada", el n° 58 "Por Guadalquivir arriba cabalgan caminadores", y el n° 59 "Tres cortes armara el rey, todas tres a una sazón". "Helo, helo, por do viene" y "Tres cortes armara el rey" aparecen, además, en el Cancionero de romances de Amberes, sin año, ? todos fueron difundidos en pliegos sueltos del siglo XVI . 3 Diego Catalán 2001, 635 ? 16, lo llama romance de "El moro que reta a Valencia y al Cid", rechazando el título que se le dio en el siglo XVI, "Del rey moro que perdió a Valencia", puesto que el moro sólo habría "perdido" la ciudad por no poder conquistarla. El nuevo título refleja, en parte, el profundo cambio que ha sufrido el episodio épico. La corónica 33.2 (Spring, 2005): 231-245 232Itene ZaderenkoLa corónica 33.2, 2005 Marruecos con la intención de reconquistar Valencia. El moro huye cobardemente al tener que enfrentarse con el Cid, y éste lo desafía con irónicas palabras: "¡saludar nos hemos amos e tajaremos amista[d]!" (v. 241 1).4 Finalmente, el Campeador alcanza a Bucar y lo mata con su espada asestándole un tajo tremendo que hiende al moro desde la cabeza hasta la cintura (w. 2421-2424). En el romance se distinguen tres partes que podrían titularse "El moro lamenta la pérdida de Valencia" (w. 1-12), "El Cid engaña al moro" (w. 13-23) y "La huida del moro" (vv. 24-4 1).5 En la primera parte se presenta a un caballero moro -su identidad permanece indefinida- que se dirige a la ciudad de Valencia. El comienzo "Helo, helo, por do viene" es típico del lenguaje del romancero." La repetición de palabras, especialmente en el primer verso, tiene un intenso efecto dramático. En este caso le imprime al hemistiquio un ritmo rápido que parece reproducir el galope del caballo del moro, como señaló Colin Smith (1964, 103). Poco después el moro exclama: "Oh Valencia, oh Valencia" (v. 6), repetición que le da un tono de solemnidad al verso, que acaba con la maldici...

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