Abstract

La interpretación del teatro breve de la segunda mitad del siglo XVI ha exigido, tanto a su público contemporáneo, como al lector actual, completar el texto por medio de la reconstrucción del contexto. La extensión de la obra requiere el empleo de la información del mundo del espectador, fenómeno contrario al de una comedia que crea y expone sus propias reglas, convenciones y lenguaje. En 1570 el librero valenciano Juan Timoneda publicó el Registro de representantes, una colección de "los passos más modernos y graciosos." De los siete entremeses que conforman el libro, tres son apócrifos y pertenecen a la pluma del comediante Lope de Rueda, de quien se usa fama y nombre para asegurar la venta. En la construcción de los personajes-tipo, anclados en modelos estables y comportamientos previamente delineados, hay cierta novedad que los guía hacia la diferencia y que genera tensión entre la denuncia y la promoción, entre la crítica y el escarnio, entre el retrato de costumbres de una determinada localidad y la producción dramática que se exporta a los dominios del imperio hispánico. El Registro de representantes está sujeto a un proceso de actualización simultáneo donde, por un lado, la tradición teatral incorpora ideas locales, mientras que, por otro, las piezas se incorporan y adaptan a nuevas condiciones sociales que funcionan como signos de una modernidad incipiente. Mi trabajo contempla al entremés como un canal de información que representa una porción de la realidad en un momento donde la publicación de antologías, diccionarios, poéticas, cartografías y calendarios está vinculada de forma directa con la estandarización de sistemas que almacenan, transmiten y organizan información.

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