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ACERCA DE LAS GLOSAS AL DIALOGO DE VITA BEATA Lucia Binotti University of North Carolina-Chapel Hill El Diálogo de vita beata del converso Juan de Lucena es, como se recordará, un rifacimento del ciceroniano De felicitate vitae de Bartolomeo Fazio, cuyo ataque estoico a las Voluptiarie de Lorenzo Valla Lucena transforma en una lúcida y colorista caracterización de la vida cortesana, de los vicios y de las preocupaciones nobiliarias de su Castilla. Resumo con palabras de Ottavio di Camillo el que hoy en día es, creo, eljuicio difundido sobre el destacado lugar que el Diálogo ocupa en la historia literaria del siglo XV: · Esta obra ejemplifica cómo los españoles que regresaban de Italia introdujeron las cuestiones más ardientemente debatidas en aquel país, adaptándolas a las condiciones y al ambiente intelectual de su propia tradición cultural... (245) ... el mayor mérito de Lucena [es] su habilidad para transmitir a la lengua vernácula las formas del diálogo humanístico, y su intuición para explotar las posibilidades literarias contenidas en esta modalidad de tan compleja disputa retórica. (260-61) 1 Véase también Juan Carlos Conde: "En las líneas escritas por Lucena hallamos recogidas con claridad las corrientes vitales e intelectuales del siglo más apasionante y más olvidado de la historia castellana. La Vita beata es, casi, un periódico, un diario que retrata fielmente todas las 'cuestiones candentes' de la época de Lucena..." ("El siglo XV", 33-34); y Ana Vian Herrero: "El Libro de vita beata, lejos de la afectación de otros textos de un clasicismo más superficial y mimètico, debe contarse, por su modernidad y atrevimiento, entre las obras más hermosas y a la vez más precoces del humanismo más temprano. Un ejemplo más de la extrema sensibilidad hacia las novedades que animó a los intelectuales del círculo italianizante de Santillana" (105). La corónica 29.2 (Spring, 2001): 185-200 186Lucia BinottiLa corónica 29.2, 2001 Según Margherita Morreale Lucena fue atraído por la inspiración estoica del humanista ligur, antiepicúreo y conciliador de la negación de los valores terrenos con la esperanza cristiana de la otra vida: Lucena adopta la argumentación de Fació sin introducir cambios esenciales, pero la traslada al marco de su mentalidad, educación y ambiente. El lector, captado por la continua alusión al propio mundo, toma parte más activa en el diálogo. Guarda también relación con el mundo medieval y castellano que el diálogo se presente como un palenque. El obispo de Burgos, Alonso de Cartagena, desempeña el papel de "mantenedor", Juan de Mena y el Marqués de Santillana son "como si vivos altercasen, ventureros", y le acometen alternativamente en combate singular. [...] Al considerar el tema de la felicidad, no hará falta repetir que Lucena adopta el esquema de Fació e inserta, bajo la forma de convite, una sección intermedia, en que se discute y se resuelve negativamente si los hijos pueden procurar la felicidad. La tesis fudamental no varía: nadie puede ser feliz, ni en la vida activa ni en la contemplativa. La felicidad consiste en "carecer totalmente de ansiedat de ánimo y de molestia de cuerpo". Al poner ambos escritores en un mismo nivel las molestias físicas y las pasiones, se soslaya el punto más oscuro y problemático de la cuestión de la felicidad y sólo queda demostrar empíricamente que todos los estados, de la vida activa como de la contemplativa, están excluidos de la felicidad terrena, y que, por tanto, ésta no existe. (Morreale 1-6) En la Biblioteca Nacional de Madrid se encuentra uno de los dos manuscritos conocidos del Diálogo (BN-Madrid ms. 6728).2 Esta copia 2 Como único ejemplar conocido hasta que Charles Faulhaber descubrió el de la Biblioteca de Palacio en 1989, esta copia ha servido de base para las dos ediciones modernas del Diálogo, la de Antonio Paz y Melia de 1892 y la de Giuseppe Bertini de 1950, amén de...

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