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  • Una casa para el teatro
  • María Bonilla

Arrastrando el convulso final de un año que ya, en sí, fue convulso por vida propia, nos encontramos ante los inicios de otro que, apenas llegado, nos amenaza con la imagen de un mundo en el que ya tal vez dejemos de vivir, para tan solo sobrevivir. El presente se nos muestra ahogado por la ola amenazante de la recesión económica y por los cambios que parece nos veremos obligados a enfrentar por acciones de otros que ni siquiera entendemos y en las que, por supuesto, no participamos ni fuimos siquiera consultados, pero que siempre terminamos por pagar. El futuro parece más incierto que nunca antes.

Y como si esto fuera poco, el problema se agrava porque cada vez que hay problemas económicos y de presupuesto, la cultura es la primera que sufre sus consecuencias, ya que ve restringidos sus presupuestos y dentro del área cultural en general, el teatro en particular, es siempre de los más afectados. Muchas veces en vano, hemos esperado que el tiempo, la vida y las acciones del gobierno en el poder, nos demuestren que el poeta costarricense Isaac Felipe Azofeifa tenía razón al escribir — poeta al fin, optimista por naturaleza — que "nunca se pone más oscuro que cuando va a amanecer." Los creadores, en especial si somos como yo, mujer y costarricense, sin embargo, tenemos la certeza y la evidencia de que la creencia campesina de que nunca se pone más oscuro que cuando va a venirse un aguacero de ésos que arrasan con animales, casas, democracia, paz, libertad, cultura y vidas humanas, sigue siendo una verdad incontestable.

A pesar de ello, tenemos en Costa Rica, en el inicio del año 2009 movido por un terremoto que destrozó vidas y haciendas, una noticia esperanzadora que nos alegra poder compartir en este espacio que nos ofrece Latin American Theatre Review, revista defendida por gentes de teatro también [End Page 169] optimistas y luchadoras: la inauguración de una escuela y de una sala, un refugio para el siempre amenazado arte teatral.

El Teatro Universitario de la Universidad de Costa Rica es la primera institución teatral fundada en el país (1950) que sobrevive hasta el día de hoy y la Escuela de Artes Dramáticas es la primera institución universitaria del país (1970) fundada para la formación de gente de teatro. En la actualidad, el Teatro Universitario es un programa de la Escuela de Artes Dramáticas de la Universidad de Costa Rica, un laboratorio profesional y experimental de estudiantes, graduados y profesores de los niveles de Bachillerato, Licenciatura y Maestría de esa unidad académica.

Ninguna de las dos instituciones ha tenido un espacio propio, nunca. El Teatro Universitario ha funcionado en el Auditorio de la Facultad de Bellas Artes y la Escuela ha estado de precarista, como campesino sin tierra, en muchos edificios del campus universitario e incluso fuera de él, la mayoría de ellos sin las condiciones académicas, teatrales y profesionales adecuadas para la formación teatral, hasta que hace cuatro años, la Universidad de Costa Rica y su Rectora, la Dra. Yamileth González, decidieron que era suficiente espera.

En marzo del 2009, en el inicio del ciclo lectivo del 2009, una nueva sede abre sus puertas para alojar, definitivamente, a la Escuela y al Teatro Universitario, a su biblioteca, una de las más importantes de Centroamérica, a su estudio de grabación, de nivel profesional, a los cursos teóricos y prácticos que conforman su curriculum académico y por supuesto, a la programación anual, regular, del Teatro Universitario.

Y eso merece una celebración. La merece como cada estreno teatral, cada nuevo número de una revista teatral, cada publicación, lo merece. Lo merece porque detrás de cada uno de estos actos, hay horas y horas de trabajo en lo que esta sociedad en recesión se atreve a llamar lo improductivo, lo inútil, lo efímero, lo que por el pecado de no poder guardarse, almacenarse ni venderse, es condenado y mirado...

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