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Wide Angle 21.3 (1999) 70-81



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Hacia el 4o. Cine
prólogo: un cine marginal

Manuel Michel


"Dime qué cine ves y qué cine haces, y te diré quién eres." Esta paráfrasis del refrán popular es cada día más válida, pues no hay duda de que existe una ten-dencia progresivamente agudizada a identificar el país con las películas que en él se originan. Y en efecto, el cine, más que la literatura y que la música o la danza, parece portador de una imagen completa en la que fluyen todos los rasgos peculiares de las formas de vida, de la historia y del comportamiento de un país. Quizá sea falso apreciar el conjunto de un país por una expresión que, como la fílmica, está sujeta a tantos intereses creados, a tantos avatares económicos y a tantas circunstancias de orden técnico. Sin embargo, no es falso en su totalidad y la prueba de ello, aun cuando sea lo contrario, es la censura vigente en casi todas partes, limitativa de temas sociales y políticos.

Entre todas las formas cinematográficas, la más castigada en nuestro país es la del cine documental. Si en todo el mundo es, en mayor o menor medida, considerado como un complemento de programa, este hecho se agrava en México. Ya no diga-mos el cine educativo o el científico, que tienen una existencia raquítica por razones económicas obvias; el cine documental, en cuya producción se invierten anual-mente sumas muy importantes, es usado simplemente como relleno de programa, como medio publicitario, como negocio (por los exhibidores y por los productores). Hasta ahora se le ha subestimado como una forma estética y se le ha relegado totalmente como un portador de la imagen de la vida, la historia, el arte y todo lo referente a la existencia de nuestra nación. Los espectadores de nuestras salas reciben, por el precio de entrada, una verdadera agresión de cortos publicitarios y turísticos, en los que se les obliga a ver las mismas imágenes repetidas hasta la saciedad. Y si se trata de cortos extranjeros, se nos infieren viejísimos travelogues de Fitzpatrick o noticieros anodinos que no tienen siquiera la más mínima actualidad. [End Page 70] [Begin Page 72]

Un cine marginal y un cine de relleno. Está supeditado a muchos intereses absurdos, mal distribuido, pero sobre todo mal hecho, aburrido y carente no sólo de genio sino de la menor sombra de ingenio, de talento y de eficacia. Podemos pensar que en el fondo ése es un problema de la competencia de los publicistas, porque al fin y al cabo el 90% de los cortos realizados en México es de carácter publicitario, ya sea de los sectores privados, ya de los oficiales. Y si su eficacia es nula gracias a la forma primitiva en que están concebidos, es problema de los comanditarios y de sus publicistas. Pero no hay que olvidar la parte que corresponde al sector gubernamental, que sufre del mismo tratamiento elemental y directo que los cortos destinados a dar una imagen favorable de las actividades de la industria y el comercio. En ningún caso puede negarse que su eficacia depende tanto de su tratamiento estético como de su originalidad.

Este cine marginal, relegado al cumplimiento de tareas que están muy por de-bajo de sus capacidades, podría ser un insospechado medio de difusión de una imagen realista de nuestro país. Por su naturaleza propia, el cine de cortometraje, documental o de otro tipo, ofrece muchas más posibilidades expresivas que el propio largometraje, mucho más costoso, más sujeto a jugar en el engranaje de las utilidades de la taquilla y por ende menos libre. El cortometraje es, incluso, un camino con sus propias leyes, como el género corto de la literatura. No hay que olvidar, por principio de cuentas, que el cine es...

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